Dos esculturas de bronce se hallaban en el exterior del recinto -lo componen varios edificios, incluido un fantástico mariposario-. Una de ellas mostraba a Marie Curie; la otra, a Albert Einstein. Dos gigantes de la ciencia, cada uno en su especialidad, y en diferentes lugares, aunque compartieron varios años entre el XIX y el XX. Las dos imágenes me dieron la misma impresión, pero sobre todo me pareció más evidente en la del genio alemán. Era soledad lo que emanaba de sus figuras...
Comentarios
Pues a mi me inspira a cuando te quedas embobado viendole el culo a alguien que se agacha
Muy bonita reflexión. También tengo muy buenos recuerdos del parque de las ciencias de Granada, y ánimo a la gente a conocerlo.
Albert y sus pajillas...