Intenten escribir en un documento de Word la palabra ‘coño’: aparecerá subrayada en rojo, porque el corrector ortográfico no la reconoce. Inadmisible, pero excusable, hasta cierto punto, por lo de proteger a los niños. Probemos con ‘chichi’. No. ‘Chumino’. No. ‘Vagina’. ¡¿No?!
Es bien sabido que, al subrayar una palabra en rojo, la visión infantil se concentra en el subrayado (por sus vivos colores) y el niño queda a salvo de la perniciosa existencia de la palabra que él mismo ha tecleado.
Gracias a ello, hasta que no pierden la fe en el clip nunca terminan de creer en la existencia de los penes, palabra procaz donde las haya.
Figura geometrica con adorno superior Pues valla defecacion de corrector, para eso no necesito ni corrector ni gallinaceas pequeñas, y el clip este, se puede meter sus recomendaciones ortografico por el envés.
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Es bien sabido que, al subrayar una palabra en rojo, la visión infantil se concentra en el subrayado (por sus vivos colores) y el niño queda a salvo de la perniciosa existencia de la palabra que él mismo ha tecleado.
Gracias a ello, hasta que no pierden la fe en el clip nunca terminan de creer en la existencia de los penes, palabra procaz donde las haya.
Lo que es obra del Opus (y no es coña) es el Canguro de Telefónica.
¿Word? ¿Eso qué es?
Figura geometrica con adorno superior Pues valla defecacion de corrector, para eso no necesito ni corrector ni gallinaceas pequeñas, y el clip este, se puede meter sus recomendaciones ortografico por el envés.