Triste país, y desgraciado, que importa futbolistas para clubes cargados de deudas y exporta jóvenes extraordinarios a los suburbios parisinos. Ha llegado hoy la carta del Ministerio de Educación, firmada por el señor Wert: “Es usted Premio Extraordinario Fin de Carrera”, lo que le da derecho, dice la cartita, a que el Ministerio le expida el título gratis y un par de tonterías más. El brillante alumno es Israel V. C., 23 años, licenciado y master en Publicidad, nivel Proficiency de inglés y actualmente sirviendo copas en una terraza de París
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Es una copia de una copia de esta noticia original: http://www.elsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=129675&cod_aut=
El mundo de la publicidad y el marketing funciona por amiguimismo y enchufillo. Todos se conocen, todos son amigos, familia de alguien.. se funciona mucho por contactos.
Yo he visto a equipos de marketing ir y venir todos (cambiar el director de marketing y traerse hasta el becario)
"... se va a dormir a una habitación compartida, sin baño ni ducha, con un inodoro acoplado en el rincón que hace de cocina". Yo, señor@s, vivo igual, y estoy en Alemania. Y me siento afortunado, porque cuando me comparo con muchos amigos... ufff. Qué tipo de futuro estamos teniendo, cuando se lo contemos a nuestros nietos nos van a mirar asustados, incrédulos.
Marca España.
Supongo que Rajoy pondrá a este chico como ejemplo de como su política de reforma laboral, está generando empleo... aunque sea fuera de España
La titulitis es un concepto diseñado por el neoliberalismo de ultraderecha para maquillar la lucha de clases en un falso concepto de meritocracia que no es tal. Que el individuo aquí mencionado esté sirviendo o no copas en París es irrelevante y sensacionalista, especialmente si tenemos en cuenta que ni siquiera conoce bien el idioma y uno de los motivos de que haya ido a Francia ha sido, segun india la noticia, justamente ese: aprender el idioma ese. No dejemos que la derechona nos manipule con sensacionalismo barato, compañeros.
Por otro lado, vergüenza de país que deja que se marchen aquellos de sus ciudadanos más preparados y con una formación excepcional, dejando que se queden aquí los mediocres, los cuales acaban gobernándonos. El país está sumido en la desvergüenza.