Cosas de macroeconomía: ¿Crisis? ¿qué crisis?

Tal y como estamos, creo que es un buen momento para hablar de algo que en macroeconomía conocemos como "profecias autocumplidas"; crisis que no deberían ser, pero fueron. Pero, ¿por qué? ¿Cuál es el origen de las crisis? ¿Vamos hacia otra? ¿Y por qué insisten en hacer Matrix 4?

Sin lugar a dudas, cualquier evento que haga que se reduzca la productividad total de los factores, el capital o el trabajo, podría causar un potencial declive en la tasa de crecimiento. Hasta ahí, nada nuevo. Por ejemplo, un terremoto brutal podría reducir la tasa de crecimiento al devastar enormes cantidades de capital productivo. O, ya que estamos, una epidemia podría reducir la misma tasa al diezmar los recursos humanos.

Pero también tenemos una serie de casos en los que la tasa de crecimiento puede reducirse dramáticamente sin necesidad de epidemias o terremotos. Por ejemplo, entre 1929 y 1933, el crecimiento de Estados Unidos se redujo hasta un 30%. Los economistas se quedaron a cuadros.

El entonces Presidente Herbert Hoover mencionó en octubre de 1930 que aunque la economía estaba en recesión, "los bienes fundamentales de la Nación no se han visto afectados. El gigantesco material y la incomparable producción y distribución son, en muchas instancias, aún más fuertes que hace dos años".

En 1933, Roosevelt añadiría que "nuestra angustia no proviene de una insuficiencia de fondos. No nos afecta ninguna plaga de langostas... Hay mucho a nuestra disposición, pero un uso generoso de ello disminuye ante la oferta". Considerando que todo el input necesario (es decir, capital y trabajo) seguía ahí, ¿por qué se había experimentado una caída tan dramática en sólo un par de años?

Ante esta pregunta, Keynes levantó la mano el dedo en 1933. "Si nuestra pobreza se debiera a un terremoto o a la hambruna o a la guerra - si nos faltaran las cosas materiales y los recursos para producirlas, no podríamos esperar encontrar los medios para la prosperidad excepto en el esfuerzo, la abstinencia y la inventiva. De hecho, nuestro problema es tristemente de otra naturaleza. Viene de algún fallo en los mecanismos inmateriales de la mente... Nada es necesario, y nada servirá, excepto un poco de claridad de mente".

Básicamente, Keynes apuntaba a un problema de expectativas y psicología. Por alguna razón, la gente se había metido en la cabeza que había una crisis económica y esa fantasía pronto se convertiría en una profecía autocumplida. La familias habían decidido que sería mejor ahorrar para el futuro. Al ver que el consumo iba a reducirse considerablemente, las empresas empezaron a reducir la inversión y la producción, lo que se transformó en despidos, lo cual redujo el salario de los trabajadores y, por ende, exacerbó la reducción en el consumo.

Liderada por nada más que las expectativas, a lo que Keynes se refería como "el espíritu animal", la economía empezó a caer en una peligrosa espiral. Aunque la tasa de crecimiento potencial se mantenía (porque las fábricas seguían ahí y los mismos trabajadores seguían disponibles, si les llamaban), la tasa real se había colapsado como resultado de la enorme reducción de la demanda.

En principio, tal colapso no podría haber ocurrido si los precios fuesen lo suficientemente flexibles y se ajustasen instantáneamente para equilibrar la balanza entre oferta y demanda. Por ejemplo, si los salarios hubiesen caído lo suficiente para reflejar una reducción en la necesidad de recursos humanos, todos los desempleados podrían encontrar rápidamente nuevos trabajos, aunque cobrando menos, sin duda. Pero la idea es que, incluso con un cambio rápido en las expectativas, los recursos nunca se desaprovecharían si los precios funcionasen como deberían.

En la práctica, sin embargo, los mercados pueden ponerse a temblar. Por algunas razones que todavía no entendemos muy bien, los precios no siempre se ajustan tan rápido o tanto como deberían. Como resultado de esto, hay un "shock" negativo (con una bajada de las expectativas) que puede conducir a la economía a una recesión extendida en el tiempo, donde los salarios reales se reducen y tanto los recursos humanos como de producción se quedan... en la nada.

Casi en la misma época de Keynes, los economistas empezaron a darse cuenta de que el crecimiento económico es algo más que una cuestión productiva. La demanda también importa y mucho, especialmente considerando que, en ocasiones, podía no ser suficiente. De hecho, durante los subsiguientes 40 años, los economistas y miembros del gobierno empezaron a considerar que el Gobierno era responsable de "gestionar" la demanda mediante políticas fiscales y monetarias para reducir la duración de la recesión.

Y aquí estamos ahora, con una epidemia, en 2020. Yo no digo nada ahora, porque esto es macroeconomía. Lo diré después.

Y ahora, lo más importante. ¿Por qué insisten en rodar Matrix 4? Pues por el dinero. Si es que, al final, todo va de lo mismo.