Desarticulada una red que cultivaba marihuana y blanqueaba los beneficios con apuestas

La Policía y la Guardia Civil han detenido en una operación conjunta a más de una veintena de personas en Madrid y Toledo que cultivaba marihuana y blanqueaba los beneficios de su venta con el cobro de apuestas deportivas, además de la adquisición de inmuebles y coches de alta gama.  

El Ministerio del Interior, a través de un comunicado, ha detallado que en esta operación conjunta de ambos Cuerpos policiales se han realizado 16 registros domiciliarios, interviniendo en ellos más de 200 kilos y 5.000 plantas de marihuana, seis armas de fuego (además de numerosas armas blancas), 110.000 euros en efectivo y hasta cinco vehículos de alta gama, entre otros. 

Por todo lo mencionado, los 23 detenidos en los registros han sido acusados de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, blanqueo de capitales, tenencia ilícita de armas y revelación de secretos. Además, entre ellos se encontraban los líderes de la organización, cinco personas relacionadas con un salón de juego y un policía local detenido por revelación de secretos. 

Las cuentas de todos los detenidos han sido bloqueadas, así como las de nueve domicilios por un valor total superior al millón y medio de euros. Según el Ministerio del Interior, las investigaciones se han desarrollado en domicilios de Madrid y Toledo, donde contaban con al menos doce cultivos. 

La banda, tras recolectar las cosechas, procedía a su venta y distribución y "daban curso legal" al beneficio económico que obtenían mediante su blanqueo en diferentes negocios, como salones de masajes, concesionarios y, principalmente, en un salón de juego de Illescas (Toledo). 

Los Cuerpos de Policía han asegurado que se trataba de un “amplio grupo criminal que usaba multitud de medidas de seguridad”. De hecho, de acuerdo con la versión oficial contaba con armas de fuego importantes, pues alguna tenía silenciador y otra estaba señalada por la Policía alemana por la comisión de un delito violento. 

Por si fuera poco, utilizaban también inhibidores de frecuencia y vehículos lanzadera para realizar contra vigilancias y evitar así el control policial, labores para las que contaban con la colaboración de un policía local de un municipio de Madrid.