Desde mediados de los sesenta, que fueron los años en los que el llamado "Cine Clásico" tocaba a su fin, la representación de la violencia se fue haciendo cada vez más gráfica en el cine norteamericano. En el pasado, autores como John Ford o Sam Fuller, habían sido sólo dos de los muchos directores de renombre que, incluyendo gran violencia psicológica en sus películas, nunca o casi nunca habían procedido a mostrarla de una manera gráfica y descarnada. De hecho, durante los años treinta, cuarenta y cincuenta, se había llegado a considerar como un ejemplo de maestría narrativa insinuar aspectos crudos de la realidad como la violencia y el sexo, en lugar de hacerlos explícitos.
Esto, este lugar común que algunos críticos epidérmicos consideran un marchamo de calidad, me parece una idiotez, falsa en sus fundamentos. Muchos directores de aquellos años hubieran optado por una violencia gráfica, y un sexo más explícito, si la censura se lo hubiera permitido. Por otra parte, me parece fundamental, si vamos a acercarnos a una de las muchas cloacas humanas de este mundo miserable, mostrar los efectos que la violencia y la crueldad del hombre pueden infligir en personales, animales y plantas. Ahora bien, que el cineasta sea capaz de observar esa violencia sin el gusto por el morbo fácil, y haciendo uso, pese a todo, de elegancia y contención...esa creo yo que es una virtud excepcional. 'La jauría humana' es una de las películas más perturbadoras del cine americano de los sesenta, y su director, Arthur Penn, es uno de esos realizadores que con una mirada limpia observan hechos repugnantes.
Esta película, a pesar de contar ya con treinta y cuatro años de existencia, de ser una película con abundantes diálogos, de contar entre sus intérpretes con profesionales curtidos en el teatro y en el Actor's Studio, no me parece que haya envejecido prácticamente nada. Viéndola hoy, sus imágenes resultan igual de perturbadoras, de mareantes, de insoportables. En su momento, fue un sonoro fracaso y un escándalo. La América del buen rollismo de los sesenta no podía tragar este puñetazo en el estómago, que indagaba con ferocidad en la oscura América Profunda de mitad de siglo. Y su impactante violencia, que ahora no sorprende tanto, dejó a los críticos estupefactos y provocó que escribieran auténticas barbaridades sobre ella.
Comentarios
#0 "Vivimos rodeados de grandes personas, de gente que merece la pena conocer, pero también vivimos rodeados de miserables, de personas sencillamente malvadas"
a veces son la misma persona!
#2 de eso trata todo esto
De la película: "Hemos trabajado bien y compartiremos esa felicidad a la que todo americano sabe que tiene derecho al nacer."
GRAN película, gran guionista que fue acusada (con o sin razón) de ser izquierdista en esos EEUU tan convulsos.
#1 y un pifostio descomunal entre el director y el guionista que no acabaron a hostia fina de milagro. Y a eso suma los delirios del gran Brando que era una almorrana el día de tu boda en cada rodaje.
#4 Brando era un poco complicadillo (tono de Flanders) en los rodajes. Jajajajajaj.
#5 que se lo digan a Coppola
#6 Pfff... un libro entero dedicado a eso... Coppola y Brando... Un rodaje de locos, imposible hoy en día. Pero ahí está la película que (supongo) perdurará en el tiempo, en bastante tiempo.
#7 ¡el documental casi me gusta más que la propia película!
#8 Lo vi hace mucho, no lo recuerdo bien, la verdad. Ya no me caben tantas cosas en la pajarera.
"a esa tipología de personas no les interesa tanto que esas cosas se eviten, como poder darse el gusto de aplicar un castigo"
Amén!
Por cierto, el ojo por ojo fue una cláusula moral para evitar la escalada de venganzas, si te quedas sin un ojo por culpa del vecino COMO MUCHO podrás dejarle ciego de un ojo, pero nada de matar a su mujer y sus hijos, quemar tus campos y sembrarlos con sal, y matar a tus amigos y sodomizar a sus hijas y... Mwhahahaha,
Para evitar esto tan típico de los humanos se puso eso de ojo por ojo y diente por diente que era la pena máxima que se podía aplicar.
Películas como esa hoy sería imposible hacerlas, actores como Marlon Brando no se permiten.