La gran y poderosa administración de Menéame —nunca lo suficientemente ponderada—me aplicó, la pasada semana, un strike por llamar a un compañero "niño repelente". El orbe meneante se me echó encima por tal perverso agravio, cosiéndome a negativos, y los administrados, azuzados por la masa, decidieron castigarme.
Esto cada vez se parece más al crudo MundoReal™, donde no se puede chistar sin que la censura sobrevuele tu cabeza, donde las obras de teatro y las proyecciones películeras se cancelan y donde los titiriteros son encarcelados.
Por mi parte, señores, me podéis comer todos la **!##'*!! (censurado) por detrás. Gracias.