Es la primera vez en 10 años que me ocurre algo así.
Todavía no sé muy bien cuál fue el motivo real esgrimido para rehusar una exploración, y me cuesta creer que se deba a mi condición de mujer.
De todos es sabido que existe entre la población masculina un temor irracional cuasi secular a algo tan sumamente sencillo, rápido, y eficaz como un tacto rectal.
Es una discusión que he mantenido en más de una ocasión con miembros de mi propia familia, y siempre suele estar adornada por chistes y chascarrillos de todo tipo.
Independientemente de eso, hablamos de una prueba que se realiza muy habitualmente, y que entiendo que pueda ser molesta o más bien violenta, no dolorosa, por la situación en si, pero necesaria para poder establecer un diagnóstico.
Todo empezó cuando recibí la solicitud para una consulta urgente.
Mi hospital de referencia está ubicado a cierta distancia, y normalmente y si el caso no requiere de un traslado inmediato, intento ver a mis pacientes antes de "encalomárselos" a los compañeros de urgencias, igual que me gustaría que hiciesen ellos cuando soy yo la que está de guardia.
La cosa empezó mal, ya que el interesado intentó acceder al centro médico donde trabajo acompañado de otra persona, cuando en estos momentos se mantienen las restricciones para acompañantes, salvo obviamente casos de niños o pacientes que no pueden valerse por ellos mismos.
Aunque no la vi personalmente, por lo que me contaron parece que la discusión a la entrada con el encargado de seguridad fue de órdago.
Salí en un par de ocasiones de la consulta para llamar y ordenar a los pacientes que estaban esperando, y vi de pie a un chico bastante joven, en sus veintipocos, que permanecía de pie y bastante alterado.
Decidí pasarlo y me amplió un poco más lo que ya me había adelantado por teléfono.
Le expliqué lo que tenía que hacer y le pedí por favor que se acostase de lado sobre la camilla, bajándose un poco el pantalón y la ropa interior.
Sé que no es plato de buen gusto para nadie, e intento siempre quitar hierro al asunto en estos casos.
Le dije que no se preocupase, que es algo muy sencillo y que apenas voy a necesitar, como mucho, unos 30 segundos.
Dado que todavía estamos como estamos, a pesar del poquísimo tiempo que ocupa esta prueba, tengo que vestirme con un EPI, colocarme la pantalla, y dos capas de guantes.
Apenas me había preparado, escuché de espaldas cómo esta persona se bajaba de la camilla.
Me di la vuelta, y abrochándose el pantalón me espetó un "paso, a mi nadie me mete un dedo en el culo".
WTF ????
Pero espera, vamos a ver, cómo se suponía que tenía que saber lo que tiene, por ciencia infusa, a través de una imposición de manos, de algún rito ancestral indio cherokee ???
Doloroso, molesto, y realmente penoso es que te hagan una mamografía. ¿Alguien ha probado alguna vez a poner sus testículos apretados entre dos planchas metálicas?. Pues la situación es muy similar.
¿De verdad todavía quedan hombres que desconocen qué se hace en una revisión ginecológica?.
Eso sí es molesto, eso sí es doloroso, eso sí lleva un buen rato.
Que una doctora, que además tiene dedos bastante pequeños (modestia aparte), esté dedicándote su tiempo, disfrazándose de desactivador de bombas en pleno Verano, y preocupándose por tu salud, debería ser algo a agradecer, creo yo.
¿Qué significa "paso"?, ¿acaso estábamos jugando una mano de póker y yo no me había enterado?.
¿Cómo que "paso", de qué pasas exactamente, de mi, de saber lo que tienes, de la vida en general?.
Pues ahí me quedé, como novia de pueblo totalmente vestida y abandonada en el altar.
Queridos meneantes, de verdad, no seáis nunca como esta persona.
Vuestros médicos están ahí para ayudaros, y muy probablemente se preocupen por vosotros bastante más de lo que os podáis imaginar.
Sé que hay pruebas que pueden resultar más o menos violentas, a mi me pasa exactamente lo mismo cuando tengo que hacer las mías, pero por favor, estamos en pleno siglo XXI y me parece que ya es momento de abrir un poquito la mente.
La relación entre el paciente y su médico tiene que ser de total y absoluta confianza.
Yo no te voy a juzgar por lo que hagas o lo que dejes de hacer, por lo que cuentes o no cuentes o en tu casa, ese no es mi problema.
Sigo dándole vueltas a la cabeza pensando qué pudo pasar.
En fin, sé que es una anécdota que no va a pasar a los "anales" de la historia, pero quería compartirla con vosotros por si algún día os sucede, para que no hagáis nunca algo similar.
Tampoco es necesario que hagáis como aquel que vino porque tenía molestias tras la micción, y casi sin darme cuenta ya lo tenía en pelotas sin haberle dicho nada.
Un término medio estaría bien.
p.s.: por cierto, aguantas que un tipo que carece de formación médica te tatúe durante horas, pero no puedes soportar un dedo en el recto 30 segundos ????