Antes de nada... buenos días.
Ya he captado vuestra atención ya que hemos creado empatía. Y ahora, ya vamos al grano. Hace poco me ha llegado un meme de esos en los que se compara el caso de Julen con los niños que mueren en el Mediterráneo. Me dicen que son casos similares, con niños muertos y se preguntan por qué en un caso España entera se vuelca con un niño mientras mira hacia otro lado con los otros.
Hay quien habla de empatía. Julen es algo nuestro, cercano, mientras que los niños del Mediterráneo no lo son, nos quedan lejanos.
Pero no puedo estar más en desacuerdo. No es empatía. Es visibilidad mediática. Aylan murió en el Mediterráneo. Tenía 3 años y era sirio. La foto de su cadáver en la playa también dio la vuelta al mundo. Ese niño, lo mismo que Julen, estaba en el sitio y en el momento adecuado para viralizarse mediáticamente. (Quiero que esta frase se lea de forma fría, sin empatía con los dos niños, que son dos tragedias en sí mismas)
Para que un caso así se convierta en mediático se necesitan 3 cosas. La primera, que sea especial, diferente. Algo que ocurre todos los días no se convierte en algo mediático. La segunda, que se dé de forma diferenciada en el tiempo. Si todos los días cayeran niños en pozos o, como es el caso, mueren niños en el Mediterráneo, se convertirían en casos cotidianos, no se visibilizaría el problema. Y por último, que haya un interés detrás por viralizarlos. Algunos casos se viralizan solos, otros necesitan un pequeño empuje. El interés puede ser económico (las 24 horas de información, publicidad incluida, en A3media o Mediaset, dice mucho en el caso de Julen) o político (visibilizar el problema de los refugiados que huyen de la guerra en el de Aylan o clamar por la cadena perpetua en otros de muertes de chicas últimamente).
Pero se necesitan las 3 razones para que algún caso de éstos se convierta en mediático. Y luego sí, aparece nuestra empatía (son niños muertos en una playa o agonizando en un pozo, niñas o jóvenes secuestradas, violadas y asesinadas...) por las víctimas.
El objetivo mediático guiará nuestra empatía para que nuestros sentimientos se vuelquen en esos casos, pero es una empatía dirigida (a veces no hace falta empujarla mucho, solo tocar los resortes adecuados) de la que se aprovechan mediáticamente cada cierto tiempo (los últimos... Gabriel... Laura... Julen...)
En definitiva, no es empatía, es visibilidad mediática.