[Este es un hilo de Twitter de mi cuenta de divulgación Turra Legendaria. Si queréis verlo con imágenes, podéis encontrarlo allí.]
Hoy es 23 de abril y en Cataluña se celebra Sant Jordi. Lo hacemos con rosas, con libros y con la leyenda de un caballero que mató a un dragón. ¿Como ha llegado una leyenda a convertirse en un día nacional? ¿Y porque en UK tienen a otro San Jorge pero no sus rosas?
San Jordi tuvo uno de los cultos más extensos desde el s. IV en adelante. Tanto es así que actualmente también es patrón inglés, valenciano, italiano e incluso tiene un amplio culto en Etiopia, donde más del 60% de los habitantes son cristianos.
Tanto es así que la Cruz de San Jorge está presente en decenas de banderas a lo largo de Europa y forma parte de la bandera del Reino Unido. Por supuesto también es patrón de Georgia, ciudad que se agarra al Este del Mar Negro y donde parece que nació esta leyenda.
Pero quizás no debería hablar de una sola leyenda ya que, como suele pasar con los personajes religiosos, Sant Jordi se ha formado a base de jugar al teléfono durante casi 16 siglos. El San Jorge primigenio sería un mártir de la ciudad de Capadocia que podría haber existido o no.
Este habría sido un soldado romano del siglo IV. Cuando su emperador le ordenó perseguir a los cristianos, este se rebeló porque abrazaba la fe cristiana y por ello fue condenado a martirios que durarían 7 años.
En estos 7 años Jorge resucitó 3 veces, una de entre sus cenizas, bebió veneno sin consecuencias, realizó todo tipo de milagros y enchufó siempre el USB a la primera. El Papa Gelasio I no aceptó de entrada su canonización por inverosímil…
pero tras una revisión a milagros más verosímiles (¿) se aceptó su canonización en 494 d.C. Y tras eso su popularidad no dejó de crecer mientras las historias viajaban al Oeste, a Europa. Hacia el Este viajó una historia muy parecida con el nombre de San Demetrio.
La cosa es que las historias de mártires acababan perdiendo fuelle. Los santos ganaban popularidad si la gente creía que podían interceder por ellos, y a esto contribuyeron devotos que viajaban por el mundo explicando como San Jorge les asistía.
Para el siglo X los milagros de San Jorge se había disparado, incluso había una historia de como había rescatado a una doncella de sus captores árabes. Solo había que rebuscar un poco en el lugar de origen para encontrar alguna historia más y montar la leyenda.
Teodoro Tyron era otro mártir de Euchaita, una ciudad del Imperio Bizantino ya desaparecida. Teodoro tenia una leyenda muy jugosa de como salvó a un pueblo cerca de Euchaita de un dragón. “Se hizo la señal de la cruz y se lanzó a la batalla”. Me gusta. Me lo llevo puesto.
Esta leyenda se traspasó a San Jorge, quizás porque la localización geográfica es similar (siendo europeo, allí, lejos al este). En el siglo XI encontramos la primera representación de San Jorge atravesando un dragón con su lanza. San Jorge volvió a ponerse de moda.
Lo más de lo más era cuando estos santos se presentaban en batalla y ayudaban al ejercito cristiano. Hacia el siglo XIII Los cruzados catalanes empezaron a explicar como un caballero de armadura plateada y caballo blanco les había asistido contra los sarracenos. Sant Jordi.
Sant Jordi asistía a los cruzados catalanes. A los cruzados castellanos los asistía San Jaime, que nadie se confunda. Y los reyes catalanes, encantados de tener un santo de su lado, empezaron a impulsar el patronaje fundando ordenes de Sant Jordi, cofradías, buscando reliquias, etc.
La leyenda de Sant Jordi se empezó a hacer popular entre el pueblo catalán, que explicaba como un monstruo en un lago asolaba el pueblo de Llivia. Decidieron darle cada día un chiquillo para comer para alejarlo. Pero un día le tocó a la hija del rey. Y este se negó.
El pueblo amenazó con quemar su palacio si no accedía, así que llevaron ala princesa al lago y en el último momento apareció un jinete con caballo blanco y pidió explicaciones. Demandó que todos en el pueblo se bautizaran si querían su ayuda, y estos así lo hicieron.
Luego llamó al dragón, hizo la señal de la cruz, y se lanzó al ataque. Por supuesto venció, y la doncella quedó libre de nuevo. El monarca le ofreció riquezas, pero este las rechazó y dijo que era un enviado de Dios. Ahora que estaban todos bautizados no tenían nada que temer.
Por si estáis espesos: el dragón es el paganismo, o el pecado, o bien el pueblo árabe, depende de cuando y para que contara la historia. Y la doncella es la virtud, la patria o, directamente, los hijos que hay que defender. Y la Iglesia llega para salvar el día.
¿Y que pasa con las rosas? A mi me han dicho que había rosas. Pues resulta que, en Barcelona, ya en el siglo XV se celebraba un Mercado de las Rosas para el inicio de la primavera. Más o menos para cuando el santoral marcaba Sant Jordi.
A principios del siglo XX las historias se revisitan, reúnen y transcriben por diversos autores, siendo los principales Joan Amades, Lluís Millà y Anna de Valldaura y se añade que el dragón dejó tras de sí un rastro de rosas y Sant Jordi ofreció una a la doncella.
También se cambia el papel del monarca, que ahora no protesta y patalea ante el destino de su hija, sino que se muestra incorruptible, solemne y sacrificado por su pueblo (aunque la que va a palmar ella). Otros tiempos, otros relatos que contar.
¿Y los libros? A mi me han dicho que había libros. En 1926 Vicent Clavel Andrès, escritor y editor valenciano, propone que se celebre el nacimiento de cervantes en un día especial, el 6 de febrero. Por aquel entonces gobernaba Primo de Ribera, que aceptó.
Por Real decreto del Rey Alfonso XIII quedó instaurada la Fiesta del Libro Español, pero tras unos años de no agarrar mucho decidieron moverlo al día de la muerte de Shakespeare, el 23 de abril. En 1995 la UNESCO lo proclamó Día Internacional del Libro.
El 23 de abril ya se celebraban otras cosas, pero con buen tino el pueblo catalán decidió no celebrar “también” sino celebrar “además”, haciendo de Sant Jordi uno de los días más bonitos del año. Y cada 23 de abril Cataluña se llena de rosas, de libros… y de leyendas.
Bibliografía:
The Origins of the Cult of Saint George. Christopher Walter. Revue des études byzantines. Année 1995 53 pp. 295-326
La llegenda de Sant Jordi y el drac. J Prat y Carós - Ciència. 2a època - revistes.iec.cat
Y mucha Wikipedia.