El drama de los abusos sexuales a menores se ha convertido en un asunto de relevancia internacional cuya magnitud está saliendo a la luz recientemente. En España, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad consigna más de medio millar de menores que son víctimas del delito abusos sexuales cada año. Los casos que salen a la luz forman parte de estadísticas públicas. Falta mucho por hacer, pero se avanza con firmeza, sino hacia su solución definitiva, sí al menos hacia la justicia en los casos conocidos.
La iglesia católica ha sido una nefasta protagonista de este deplorable asunto. Durante años se caracterizó por una sistemática ocultación de los casos de abusos cometidos por curas o incluso obispos. Incluso se llegaba a dar el caso de abusadores cuyo único castigo era ser separados de sus víctimas y destinados a otros lugares donde volvían a cometer las mismas fechorías.
El escándalo de la ocultación de estos abusos llegó a tales proporciones que las jerarquías de distintos países, como Alemania o Estados Unidos, se vieron obligadas a facilitar toda la información de la que disponían, incluyendo a miles de víctimas y cientos de sacerdotes pederastas.
Sin embargo, la Conferencia Episcopal Española se ha vuelto a poner de perfil. Hasta la reunión de los episcopados de todo el mundo del próximo mes de febrero, seguirá sin proporcionar información sobre este tema. Se limitarán a “mejorar los protocolos” y a “adoptar medidas preventivas formativas”. La comisión antipederastia nombrada a tal efecto, cuyas deliberaciones son secretas, está presidida por el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, que se hizo famoso hace pocos días al saberse que había ocultado un caso de abusos ya prescritos en el seminario de la Bañeza, León.
El secretario de la CEE, Luis Argüello, opina que los casos en España no han sido muchos y, de momento, se niega a dar información alguna. Lo dice en un país como España, donde el poder de la iglesia católica era prácticamente omnímodo en tiempos de la dictadura nacionalcatólica franquista. Un poder cuidadosamente protegido por los artífices de nuestra modélica transición, que les ha permitido mantener cientos de colegios, residencias estudiantiles, orfanatos y universidades. Un poder del cual han hecho ostentación pública, incluyendo la presencia de obispos en manifestaciones convocadas por organizaciones ultracatólicas (codo a codo con ministros del PP), cada vez que una reforma de la enseñanza amenazaba su chiringuito económico-docente-proselitista. Más bien parece que esa escasez de casos de pederastia en la iglesia española, que presume el obispo Argüello, sería un auténtico milagro. Y este empecinamiento de los obispos en ocultar los abusos sexuales, rayando la protervia, parece indicar más bien que los casos podrían ser muchísimos.
Salud
Comentarios
#0 mis disculpas por el negativo. NUNCA voto negativo artículos de usuarios.
Lo lamento.
#1 si fuera la primera vez, te concedería el beneficio de la duda.
#2 Te voto habitualmente negativo los envíos sobre temas religiosos, pero NUNCA los artículos. O eso creo. Si encuentras un caso que me desmienta, dímelo, porque lo digo muy en serio.
Seguiré votando negativo todo envío sobre asuntos religiosos, laicismo, iglesia, etc. Pero ningún artículo que escribas sobre ello.
Mi respeto al trabajo propio de los demás usuarios es total. O lo intento.