La fotografía con que encabezo este artículo pertenece al cuerpo de bomberos de Kronach, retratado al completo para celebrar su 150 aniversario.
Kronach es una pequeña y preciosa ciudad alemana de la Alta Franconia, lo que viene a ser como decir en el quinto carajo. Alrededor de 11.000 habitantes , en total. El equivalente español sería Astorga, para quien conozca esta otra ciudad hermosa, también a tomar por saco.
Pero echad un vistazo a la foto: en toda al provincia de León (por hablar de lo que conozco), con casi medio millón de habitantes y una burrada de kilómetros cuadrados, no hay tantos camiones de bomberos ni tanto personal como en esta coqueta ciudad alemana.
¿Y sabéis lo peor? Que de todos los tipos que aparecen en la foto, sólo uno, atrás a la derecha, es funcionario y cobra un sueldo: el resto son voluntarios que trabajan gratis por su ciudad, acuden como centellas cuando hay un aviso (un día contaré la anécdota) y tienen, sin excepción, tres o cuatro cursos de cualificación profesional como bomberos.
Es su ciudad. Son sus camiones. Cuando hacen un servicio cobran una tasa y la invierten en material. Cuando necesitan algo, lo piden y el ayuntamiento se lo paga sin discutir (porque como no hay gasto de personal, el coste final es de risa) y tienen el denuedo de llamar grave incendio forestal a uno en el que ardieron 113 pinos (textual).
¿Y quién más pone la pasta? Las compañías de seguros, que se rascan el bolsillo sin dudarlo, para que un incendio en una casa no les cueste más que el importe cambiar cuatro vigas y pintar una cocina. El gobierno regional, Baviera en este caso. El automóvil Club. Hasta las empresas pagan una cuota voluntaria cuando almacenan material inflamable. Y así hay camiones, uniformes, material, gente que hace cursos y se saca carnés, servicio 24 horas y un tío, el gerente, que tiene plaza de funcionario. Y todo por menos de 90.000€ al año, que es lo que costaría el salario de 2,4 bomberos.
Y no hablo de un caso aislado. Buscando a bulto en la zona que conozco, os presento a los bomberos de Neuses, un pueblo de 1673 habitantes. Tienen dos camiones que no salen en esta foto:
Yo me muero de la envidia cada vez que los veo.
Hace poco, en Bembibre, ardieron tres casas en una noche, dejando a dos familias sin hogar. Los bomberos de Ponferrada, llegaron tarde y mal, e hicieron lo que pudieron, con los medios de los que disponían. Hicieron poco porque podían poco.
¿Qué nos pasa en España con ese tema? ¿Voluntariado es sólo ir a África a vacunar niños? ¿Voluntariado es sólo servir comidas en un comedor social? El voluntariado en España ni se defiende, ni se practica, ni se promueve, y es la medida del pulso social: agonizante.
Aquí lo normal es decir que no se va voluntario a nada. Aquí lo normal es hacer que hacemos, malmeter y dar por saco. ¿Por qué hay tantos incendios? Porque no se cuidan los bosques, porque los pirómanos se sienten impunes y porque todos, casia todos, preferimos limitar nuestra indignación a maldecir sobre el tema, en vez de hacer un curso y comprometernos a acudir de inmediato en cuanto nos llamen para una emergencia.
Mientras esto no cambie,podemos seguir maldiciendo a los políticos, pero sabiendo que el mal es mucho más profundo.
El mal está en nosotros.
Comentarios
Que bonito es todo. Pero si intentas trasladar eso a España te quedaría como en Chile, que también los bomberos son voluntarios, ¿Comparamos?
Una vez en mi comunidad intentamos hacer una campaña de voluntariado, limpiando los márgenes de una carretera y una ruta de senderismo del ayuntamiento, que estaban llenas de porquería (plásticos, papeles, incluso ruedas!). Pedimos los pertinentes permisos al ayuntamiento y nos juntamos unas 30 personas. Quedó realmente bien, muy limpio. Daba gusto caminar por esa vereda y muchos vecinos nos lo agradecieron, incluso salimos en el periódico local.
Cuando tiempo después intentamos volverlo a hacer en otro camino donde paseaba la gente, el ayuntamiento nos dijo que no, que el sindicato del servicio de limpieza se había quejado porque le quitábamos el trabajo. Los caminos siguieron llenos de mierda y basura, y así siguen hasta la fecha.
#4 España 2.0
No me cuentas nada que no vea si miro por una ventana...
Creo que nos diferenciamos en que ahí ahora es otoño, ¿no?
Pues no sé en Alemania, pero en españa al voluntario siempre se le ha ninguneado, tratado como un gilipollas y explotado. Incluso entre compañeros se trata mal al voluntario, con recelo y envidia por miedos absurdos que quiten el trabajo o algo parecido.
Así que normal que al final aquí no sea voluntario ni dios, pero no es una actitud, sino una consecuencia.
#0 A lo mejor es que son ejemplos de pueblos o ciudades pequeñas donde existe una buena cohesión social. Seguro que encontramos cosas así en la España rural. Allí la gente aprecia el pueblecito donde vive, porque vive siempre allí, por eso lo valora y lo cuida aunque se llame Ciruelos de Coca o esté en un lugar deprimente de Europa central. Y se hacen de los bomberos, como se hacen del equipo de fútbol local o de la Cofradía del Cristo Martir. Esto es a través de los familiares, de los amigos de la escuela, de los colegas del trabajo, de la agrupación religiosa que les tenga lavado el cerebro, etc. No se hacen voluntarios exactamente por ser buenas personas (cuando tienen pasta esas buenas personas alemanas se van a vivir a Mallorca!). Es que en poblaciones pequeñitas el grupo te enreda en sus historias desde el primer momento. El liberalismo (o el anarquismo) promueven los voluntariados, en teoría más afinados con las idiosincrasias y problemas locales, en detrimento de las instituciones más torpes y extractivas que pueden colocar los Estados. En cambio a nivel global el propio sistema liberal no es favorable al voluntariado porque no deja tiempo para batir el merengue social. Porque nos esta vendiendo un individualismo liberador, de individuos hechos así mismos, que pueden emprender y realizarse en un universo infinitamente más grande que cualquier pueblucho. Así que la gente se mueve, quiere un estatus de acorde con el sueño liberal, se hacen empresarios que dan trabajo a más gente, que a lo mejor sólo está de acuerdo en querer comer, con lo que hay menos estabilidad y más movilidad laboral. El sitio donde vivir acaba siendo el sitio donde residir, en el que los individuos reducidos a su mínima expresión comunal (la pareja o dos gatos) subsisten temporalmente, un sitio que es un tótum revolútum de extraños, al que jamás van a estar ligados, mucho menos si no tiene playa.
En mi opinión los voluntariados deberían permitir cotizar para la jubilación... qué menos que eso.
He sido voluntaria durante décadas y en diferentes organizaciones. Creo firmemente que el voluntariado es necesario pero no lo veo claro en un servicio como el de bomberos o sanitario o cualquier otro que implique salir corriendo en una emergencia. Menos si intentamos trasladar el ejemplo a una población grande, que requiere una infraestructura y organización complejas, donde la respuesta del personal no puede depender de que venga corriendo del quinto pino, por sus propios medios y sin tener un conflicto con su jefe por desaparecerse a mitad de la jornada.
Añade a las cuestiones organizativas que el voluntariado se utiliza a menudo en nuestro país para que el estado se olvide de sus responsabilidades cargando en las personas individuales el coste de atender a sus semejantes y devaluando o haciendo desaparecer puestos de trabajo que no tendrían por qué verse afectados por el voluntariado.