En los comentarios de La broma suicida: el cambio climático es un problema sin remedio" class="content-link" style="color: rgb(14, 170, 116)" data-toggle="popover" data-popover-type="link" data-popover-url="/tooltip/link/broma-suicida-cambio-climatico-problema-sin-remedio">La broma suicida: el cambio climático es un problema sin remedio, he leído muchas respuestas que dicen, quizás con razón, que la única respuesta al cambio climático y al deterioro suicida del planeta es el decrecimiento.
Como digo, no me parece una opinión descabellada, ni cosa de revolucionarias desatados, antorcha en mano. Hay que decrecer, porque un sistema económico basado en el crecimiento infinito no es compatible con un planeta finito. Puras matemáticas.
El problema es que hay mucha gente también que culpa "a los que quieren ganar pasta a mansalva" de que este decrecimiento se posponga o simplemente no se piense en él. Y otro al sistema, que siendo inviable, como ya dije, por fundamentarse en el crecimiento ilimitado, no puede llevar a nada bueno.
La cuestión, me temo, es mucho más profunda. Hace seis o siete años se me ocurrió proponer un experimento de decrecimiento real y casi me tengo que marchar de casa. El decrecimiento, mientras es una cuestión lejana, parece que mola, pero si nos lo traemos a casa, no nos gusta tanto. Este fue el miserable decálogo que propuse, más o menos:
-Bajar la calefacción hasta los 16 grados y supresión del aire acondicionado.
-Usar la misma ropa durante tres años, que es lo que viene a durar, dice algunos. (Aunque tengo algunas camisas de los años 90 que aún se pueden poner)
-Ducharse con agua fría y un par de veces por semana.
-A las once, apagar las luces y levantarse al amanecer.
-No tirar nada. Repararlo todo.
-No consumir nada que se produzca a más de cien kilómetros de distancia.
-Comer fundamentalmente verduras, legumbres y hortalizas, con un día o dos, a lo sumo, de suplemento de dieta. Carne para el que le guste o pescado para el que viva cerca de un lugar donde haya pesca.
-Suprimir los viajes y hacer a pie, en bici o patinete los desplazamientos diarios.
-Suprimir las mascotas.
-Morirse antes.
Sólo con la primera, la que proponía reducir la calefacción, tuve bastante para que me mandasen al carajo. Lo de eliminar las mascotas dio lugar a una verdadera batalla, recuerdo, pero sólo en España equivalen, creo recordar, a alimentar una población equivalente a siete millones de personas más. (No encuentro la fuente, pero lo discutimos por pasar el rato, si queréis)
La verdad sobre el decrecimiento, amigos, es que no nos da la puta gana. Sobre todo, porque uno de los puntos, es vivir menos. Si echamos un vistazo por ahí, resulta que hay gente que está dispuesto a cumplir tres o cuatro puntos, peor no el resto. Y si miramos más lejos, resulta que hay miles de millones de seres humanos que no estarían dispuestos a cumplir ninguno, porque les importa una mierda ese futuro en el que ellos no van a estar.
No hay ningún sistema político, salvo algún extraño tipo de ecofascismo universal, capaz de imponer este sistema si no es por las armas y con una implacable represión. No hay gobierno Universal, no hay un sólo partido político que se atreva a proponer que al calefacción se pone por ley a 16 grados o que se prohíben los aparatos de aire acondicionado.
Decrecer es renunciar. Menguar. Tener menos. Y da igual en qué sistema político lo hagamos: en un comunismo perfecto, también tendríamos menos. Todos igual (excepto el politburó, como siempre), pero menos. Y nadie quiere vivir así, salvo que no pueda evitarlo.
No es problema del ansia de lucro ni del sistema. Es un problema de la naturaleza humana, que no quiere conformarse con pasar frío, pasar hambre, sentirse débil, sentirse enfermo y vivir menos.
El decrecimiento llegará, por supuesto, pero no será voluntario, no será para todos, y no será pacíficamente.
Me temo.
Comentarios
Los problemas difíciles no suelen tener soluciones fáciles, pero eso no justifica planteamientos carentes de rigor.
El cambio climático, que se concreta en un ascenso de la temperatura global, tiene entre una de sus seguras causas la del aumento en la atmósfera de gases de efecto invernadero. El aumento de gases de efecto invernadero tiene entre uno de sus seguros orígenes las actividades del ser humano. Entre los gases de efecto invernadero, el más importante, por volumen, es el dióxido de carbono que tiene, como actividad humana generadora más relevante, la producción de energía (eléctrica, cinética, térmica).
Tras el razonamiento expuesto, que por supuesto puede estar equivocado, la conclusión más razonable es que tenemos que PRODUCIR ENERGIA CON PROCEDIMIENTOS QUE GENEREN LA MINIMA CANTIDAD DE DIOXIDO DE CARBONO (PRODUCIR ELECTRICIDAD, MOVIMIENTO Y CALOR CON ENERGÍAS RENOVABLES) Y FOMENTAR ACTIVIDADES QUE RETIREN (SUMIDEROS) ESTE GAS DE LA ATMOSFERA.
Por eso el mundo será de los diligentes y esforzados, no de los comodones.
Corroboro lo que dices. No creo que sea posible.
Hace un tiempo intente que en el trabajo (un sitio público), el aire se ajustase a lo que dice el reglamento de eficiencia energética, es decir el termostato no deberia programarse por debajo los 26 ºC en verano ni por encima de los 21 ºC en invierno.
Aún recuerdo alguna de las quejas que nos presentaron: ¿Que como era posible que una administración no pudiese tener unas instalaciones en condiciones?, que si tenian derecho que no lo atendiesen funcionarios sudorosos..
Las quejas desaparecieron bajando el termostato de 26 C a 24.5 C. Todo ese follon por 1.5 ºC de diferencia
Nuestra civilización esta condenada. No existe salvación colectiva. Es posible que si exista individualmente, pero aún esta por ver que habilidades haran falta.
El decrecimiento no solo es posible sino también inevitable. Elegirlo es elegir otro modo de vida como la vida en el campo. Hay que recordar que la despoblación rural de la España vaciada podría tomarse como una oportunidad política a nuestro alcance, si se tiene voluntad para ello.