Una vez más los liberales nos enseñan que existe libertad siempre y cuando sea únicamente para sus chanchullos y para gastar el dinero en lo que quieran, aunque sea en comerse a niños fritos, y que la libertad de expresión es una figura retorica, que aparentan la tolerancia con las críticas sólo mientras existan gran cantidad de monedas de por medio, y a ser posible al margen del Estado, a buen recaudo en un paraíso fiscal. Meneo tumbado: Rajoy hacia la victoria final