Una vez conocida por sus exuberantes colinas verdes y ondulantes jardines de té, Jaflong está muriendo una muerte lenta. Durante el monzón, el agua cristalina del río Piyain , que se origina en la cordillera del Himalaya, lava las rocas y piedras de las colinas de la India. Así que todos los días a primera hora de la mañana, los trabajadores de todas las edades descienden el río en cientos de pequeños botes con cubos y palas. Vienen por miles, la mayoría mujeres y niños, para recoger las piedras y darles de comer a 250 máquinas de trituración gigantescas que las mastican y expulsan a un ritmo de cerca de 1.000 camiones al día. En la temporada alta de invierno, hay 10.000 personas que trabajan la cantera. La pobreza envía a los niños a esta industria a una edad temprana. Muchos sufren de diarrea debido a la falta de saneamiento y de problemas cardíacos debido a los sonidos ensordecedores de las máquinas. Para reunir lo suficiente para comer, la gente trabaja turnos de 10 o 12 horas.
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Como siempre el hombre destruye todo lo que toca.