Hace casi exactamente un siglo, el 9 de enero de 1923, Katherine Mansfield murió después de un gran vómito de sangre. Su marido había venido a visitarla al sanatorio de Fontainebleau en el que estaba recluida y Mansfield subió delante de él las escaleras hacia su habitación con tanta impaciencia que sus pulmones enfermos no pudieron resistir el esfuerzo. Esa impaciencia nerviosa contra el infortunio y contra cualquier clase de imposición era un rasgo de su carácter, un principio rector de su vida. Había cumplido 34 años solo unos meses atrás, en octubre de 1922. Llevaba cuatro años enferma de cáncer.
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Comentarios
Muy buen uso de pleonasmos tipo "lambrusco barato"
#0 mmm gente aprovechándose de la autoridad y un medio de comunicación para manipular a pobres mentes conflictuadas, si lo hace Ataulfo se lo perdonamos porque ya tiene bastante el hombre con ese nombre, y al fin y al cabo es una pyme.
#2 Ataúdes Ataulfo, tu descanso eterno está en Soria.
Je je je je muy bueno!
Venecia apesta
Esto es como el niño que rompía cristales de coche con trozos de cerámica de bujía y Joseba de Carglas le daba para chuches