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La huelga de camareros obliga a cerrar hoteles y restaurantes en las vísperas de la Feria de Julio
En vísperas de las elecciones empezaron las huelgas de panaderos, carreteros, zapateros, carpinteros y tranviarios. Estos conflictos acentuaron la crisis económica al retraer los capitales de los negocios y aumentar los parados.
El 9 de julio se reunieron los obreros sin trabajo y un grupo pidió medidas violentas. Fueron a la plaza del ayuntamiento para apoderarse de la caja del establecimiento Barrachina. Después intentaron asaltar el comercio de armas de Schilling, en la calle de la Paz. Tras realizar varias detenciones, la Policía restableció la tranquilidad. También fueron a la huelga los empleados de los ferrocarriles económicos y los camareros de cafés y hoteles, lo que obligó a cerrarlos, en vísperas de la Feria de Julio. El paro duró hasta el 15 de octubre, cuando los patronos se dispusieron a contratar a nuevo personal si los camareros no volvían a sus puestos.
En agosto pararon los conserveros y los dependientes del ramo de agua, gas y electricidad. Los obreros sin trabajo iban a comer a la Asociación Valenciana de Caridad, que a duras penas podía abastecer tanta demanda.
En septiembre la recolección del arroz peligró por la huelga de los braceros en pueblos como Sollana, Almusafes, Silla, Benifayó, Masanasa, Alfafar y Catarroja, que exigían una subida del jornal. Por su parte, continuaba en huelga el personal de la red telefónica. Aunque la mayoría de estos trabajadores volvió al trabajo, algunos elementos siguieron cortando cables.
El 9 de julio se reunieron los obreros sin trabajo y un grupo pidió medidas violentas. Fueron a la plaza del ayuntamiento para apoderarse de la caja del establecimiento Barrachina. Después intentaron asaltar el comercio de armas de Schilling, en la calle de la Paz. Tras realizar varias detenciones, la Policía restableció la tranquilidad. También fueron a la huelga los empleados de los ferrocarriles económicos y los camareros de cafés y hoteles, lo que obligó a cerrarlos, en vísperas de la Feria de Julio. El paro duró hasta el 15 de octubre, cuando los patronos se dispusieron a contratar a nuevo personal si los camareros no volvían a sus puestos.
En agosto pararon los conserveros y los dependientes del ramo de agua, gas y electricidad. Los obreros sin trabajo iban a comer a la Asociación Valenciana de Caridad, que a duras penas podía abastecer tanta demanda.
En septiembre la recolección del arroz peligró por la huelga de los braceros en pueblos como Sollana, Almusafes, Silla, Benifayó, Masanasa, Alfafar y Catarroja, que exigían una subida del jornal. Por su parte, continuaba en huelga el personal de la red telefónica. Aunque la mayoría de estos trabajadores volvió al trabajo, algunos elementos siguieron cortando cables.
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