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Crimen de Alcasser: El rastro de Antonio Anglés, el asesino de las niñas, sigue vivo
Raulillo, colega de la infancia, y 'El Calígula', compinche de fechorías juveniles, coinciden en la «brutal» fortaleza física de Anglés, en su arrojo, en que no tenía miedo a la muerte, en su instinto de supervivencia, lo que puede explicar los riesgos que encaró en ciertos momentos de su huida, descolgándose de un cuarto piso, escondiéndose en el monte, secuestrando a personas, lanzándose al Atlántico... «Nadando era como un pez, y también era capaz de resistir mucho tiempo bajo el agua. Ése ha salido, te lo digo yo», cuenta Raulillo...
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