The New York Times ha olvidado las lecciones que aprendió del caso del fraude de Judith Miller y sus informaciones sobre las armas de destrucción masiva publicadas antes de la invasión de Irak. Sus responsables deben afrontar otra vez preguntas incómodas sobre las fuentes y actuación profesional de una reportera estrella, Rukmini Callimachi, promovida por la dirección del periódico y de la que algunos miembros de la redacción ya habían alertado. El NYT ha puesto en marcha una investigación interna.