Resulta hasta ingénuo el proceder de los EEUU y su adláteres para tumbar gobiernos en América Latina. Como ayer cayó Brasil, con el golpe de Estado institucional, ahora hay fuerza para ir contra Venezuela. Ahora Brasil es un voto potencial contra el país petrolero para tratar de aplicarle la Carta Democrática desde la OEA. Su Secretario General, el magro Almagro, ayer nomás decía que no a esa posibilidad. Pero hoy un geniecillo norteño le susurró que sí, que era el momento, y el hombrecillo entonces le sonrió al porvenir golpista en Suramérica