Desde principios del Siglo XVII se había señalado que existían irregularidades en cuanto a que las monedas de plata acuñadas en la ceca de Potosí no cumplían con las normas establecidas en cuanto a fineza y peso. Sin embargo, la Corona española – bajo el reinado de Felipe IV – solamente tomó conciencia de tal situación a mediados de la década de 1640.