En la mañana del pasado 22 de marzo, mientras guiaba una visita de diplomáticos europeos al asentamiento de Sheih Jarah, una más de esas visitas rutinarias que acostumbro a organizar para personalidades extranjeras con suma naturalidad, he sido agredido por un colono: mis duras explicaciones sobre asentamientos y colonos no le han caído bien.
Y tuvo suerte de poder contarlo porque no era palestino, si no, él y su familia estarían muertos y sus casas arrasadas. Esa es la "democracia" israelí.
Y, como ocurre en la realidad a nivel internacional, el resto de gobiernos: ver y callar como cobardes
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Y tuvo suerte de poder contarlo porque no era palestino, si no, él y su familia estarían muertos y sus casas arrasadas. Esa es la "democracia" israelí.
Y, como ocurre en la realidad a nivel internacional, el resto de gobiernos: ver y callar como cobardes