Tras el escándalo sobre las declaraciones de Trump que costaron la dimisión de dos directivos, la BBC fue culpable de una edición dudosa mucho menos dramática, pero igualmente reveladora, que no provocará dimisiones ni disculpas porque, lejos de socavar los valores editoriales de la BBC, es una expresión cotidiana del despliegue de la «debida imparcialidad» de la corporación cuando se trata de informar sobre la violencia israelí. No emitir las imágenes de soldados israelíes ejecutando a palestinos desarmados demuestra su verdadero sesgo.