Tras la convocatoria de cibermovilizaciones, la campaña en change.org y el paro de 2 horas, los sindicatos negociadores del convenio sectorial deciden que la movilización ha sido suficiente por ahora y, en lugar de agudizar la presión, la aplazan hasta otoño.
Parece que resolver los problemas económicos que la escalada de precios que sufrimos está ocasionándonos a los trabajadores y la dilatación de más de dos años y medio en la negociación del convenio, pueden seguir esperando durante varios meses más, y con ello nuestra congelación salarial y la pérdida de poder adquisitivo acelerada que vivimos.
Los argumentos del éxito que anuncian tras el paro de dos horas son de vergüenza ajena. Pretender hacernos creer que la movilización ha servido para que la patronal se replantee la explotación con la que obtiene beneficios millonarios es una tomadura de pelo, y que la supuesta “inundación” de mensajes en las redes sociales en las cuentas de los clientes de las consultoras ha mostrado una realidad en la salud laboral con consecuencias económicas negativas a sus intereses, es poco menos que tomarnos por tontos. Como si la patronal no fuese plenamente consciente de que su diseño de la explotación de los trabajadores del sector (con la colaboración de sus sindicatos amarillos, CCOO y UGT) no estuviese orientada a maximizar beneficios, ni fuese consciente de que las repercusiones de tal explotación no inciden en dañar la salud laboral y en imposibilitar la conciliación.
La explotación, las jornadas prolongadas, la conexión digital continua, la facturación por horas a los clientes que fomenta que se realicen horas extras por encima de la ley, la inestabilidad laboral derivada de la subcontratación, la falta de formación y promoción, el pago de salarios SMI… tienen una repercusión en la salud psicosocial para los trabajadores, terminando con cuadros de ansiedad, depresión y agotamiento por el ritmo de trabajo y la prolongación del esfuerzo mental sin descanso. Eso, lejos de ser un problema para el beneficio de la patronal, no es más que una ventaja, y la alta rotación de personal en las plantillas que dicen haber puesto de relieve estos sindicatos con la movilización, una consecuencia deseada por la misma patronal, encantada de que los trabajadores no consoliden derechos ni se estabilicen en las empresas. Esa circunstancia sólo servirá para que una vez entremos en la depresión económica que se está gestando, puedan deshacerse de los trabajadores fácilmente, haciéndonos pasar del estado de explotación y enfermedad al de indigencia material.
Los trabajadores del sector llevamos más de una década perdiendo poder adquisitivo gracias a la colaboración de estos sindicatos con la patronal, cuyo papel es el de desmovilizar a los trabajadores como se ha visto claramente con la convocatoria del pasado mes de Junio, con las que pretendían cubrir el expediente frente a los trabajadores pero garantizando que no tuviera repercusión económica negativa para las empresas.
Estas son las consecuencias de la pasividad de los trabajadores por desentenderse de sus problemas laborales delegándolos en los sindicatos amarillos para que sean ellos los que los resuelvan con su negociación. Es equivalente a dejar que la patronal dicte nuestras condiciones de vida, sin oposición de ningún tipo.
La situación a la vuelta del verano se caracterizará por un acrecentamiento de mayor gravedad en lo económico y la intención de la patronal a seguir aumentando la explotación a los trabajadores va a seguir creciendo, aprovechando que tienen controlado a nuestros interlocutores en la negociación del convenio. La solución para mejorar nuestras condiciones de vida e impedir que sigan empeorando, sólo puede pasar por repudiar a estos sindicatos vendidos, tomar la iniciativa cada uno de nosotros en pertenecer y trabajar conjuntamente con nuestros compañeros en una misma organización sindical de clase con la que aunar fuerzas y empezar a exigir otras relaciones laborales más dignas, primero en el centro de trabajo de cada uno, organizando candidaturas alternativas a estos sindicatos en las elecciones sindicales, para después, paso a paso ir obteniendo mayor representación en la mesa sectorial. Desde ASC nos ponemos a vuestra disposición para acompañar en ese camino que muchos ya estamos dando, y que nos corresponde a todos darlo. Posiblemente lleguemos tarde para el próximo convenio, que volverá a ser una traición que empeorará nuestro día a día en el trabajo, o igualmente se demorará otra década en firmarse, con su consiguiente retroceso salarial. La cuestión que tenemos que sopesar actualmente cada uno, es la de empezar a construir otra representación sindical donde las decisiones se tomen de manera colectiva y no por una minoría corrupta. Mientras menos tiempo tardemos en dar el paso y actuemos responsablemente en fortalecer la organización colectiva, antes conseguiremos revertir la situación que padecemos como clase.
Alternativa Sindical de Clase (ASC).