Los expertos en seguridad de Amazon determinaron que el portátil de la compañía estaba siendo controlado remotamente, lo que causaba el retraso adicional en la entrada de teclas. El trabajador infiltrado tuvo acceso a un equipo ubicado en Arizona, facilitado por una mujer, que posteriormente fue condenada a varios años de prisión. Además de los síntomas de alerta en las redes informáticas, el uso torpe de modismos estadounidenses y artículos en inglés sigue siendo una señal de alerta.