Hemos enviado placas, discos, pulsos de radio y hasta canciones así «a pelo», con la esperanza, estadísticamente ínfima, de que algún ser inteligente, en algún lugar, los escuche algún día. No está muy claro si esto es muy buena idea, porque hemos revelado cuál es la posición de nuestro Sistema Solar, de la Tierra, y detalles como nuestro tamaño, aspecto y química. ¿Y si quien lo recibe no tiene buenas intenciones?