En 2013, los altos costos de producción, la escasez de mano de obra cualificada y las ventas decepcionantes obligaron a cerrar la fábrica en Texas, donde se ensamblaban solo 100.000 unidades semanales. El principal problema fue la falta de mano de obra especializada, no bastaba con atraer a los trabajadores, debía formarlos y retenerlos, muchos renunciaban porque la tarea era repetitiva: ensamblar diminutas piezas durante largas jornadas. Además, aunque se promocionaba como 100% estadounidense, muchos componentes provenían de países asiáticos.
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