Publicado hace 10 años por Frederic_Bourdin a lasprovincias.es

Cuando Tato ganó su primer Circuit Bancaixa en 2004, rompió a llorar en medio de Pelayo. Él mismo, consciente de sus limitaciones como pilotari, no se lo podía creer. En un mundo en el que brillaban los Grau, Sarasol II o Dani, un jugador de fuerza, cuyo golpe más característico era la palma, un arma simplemente defensiva para el resto de mortales, tocaba el cielo. Entonces no se podía imaginar que ganaría dos títulos más, en 2005 y 2006, y que jugaría más finales, en 2011 y 2012.