Muchos seguidores madridistas temían acabar el domingo a 11 del Barça. Los de Tito Vilanova no habían perdido todavía un punto en las seis primeras jornadas de Liga y los blancos ya se veían a esos 11 puntos de distancia. Lo que, pese a que sólo se han disputado siete jornadas ligueras, parecía un mundo casi irrecuperable.