Hace 10 años | Por Matroski a jotdown.es
Publicado hace 10 años por Matroski a jotdown.es

La mañana del catorce de septiembre Pedro Fernández se levantó sabiendo que sería un día especial. A pesar de haber grabado casi cuarenta discos y de haber participado en seis telenovelas y veinticinco películas sabía que aquel día millones de ojos se clavarían en él mientras entonase el himno mexicano. En el fin de semana en el que se conmemoraba la independencia del país tenía que estar a la altura. Se observó ante el espejo y, tras maldecir su principio de alopecia, descargó medio bote de laca sobre su cabeza...

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yonose

Todos los mexicanos, aunque como en tu caso aún no hubieran nacido, recuerdan el combate que enfrentó a Meldrick Taylor contra Julio César Chávez el diecisiete de marzo de 1990. Todo el mundo recuerda a Búfalo Martín diciéndole a Chávez que se la tenía que jugar en aquel último asalto cuando ya todo parecía perdido. «Tú lo puedes noquear todavía Julio. Tú puedes más que él, tú eres más fuerte que él. ¡Vamos, vamos!». Todo el mundo recuerda cómo los segundos fueron pasando y cómo, transcurrido un minuto, Taylor se fue al suelo llevado por su propio impulso cuando intentaba hacer estallar su izquierda contra el rostro del campeón mexicano. Todo el mundo recuerda cómo cuando apenas quedaba un minuto Chávez conectó una durísima izquierda y cómo Taylor bailoteó haciendo ver que aún estaba entero. Todo el mundo recuerda cómo a falta de veinticuatro segundos llegó un primer golpe y cómo cuando el reloj marcaba quince, solo quince segundos, Taylor se fue a la lona de un derechazo.

Los que no somos mexicanos también. Aquello sí fue un combate digno de recordar, lo que pasa es que Julio César era mucho boxeador.