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Mourinho había mandado al banquillo a Özil en el descanso después de abroncarle sobre el césped en el primer tiempo. En el entretiempo, la bronca se repitió en el vestuario y Mou sentó al alemán para sacar a Kaká. Ramos quiso sacar la cara por su compañero y jugó toda la segunda mitad con la camiseta del alemán debajo de la suya. El objetivo era claro:marcar para dedicarle el tanto a Özil.