Hace 11 años | Por Matroski a jotdown.es
Publicado hace 11 años por Matroski a jotdown.es

A Hinault le llamaban “el Caimán” y eso era por algo: resistía como nadie, tenía un genio de mil demonios y en cuanto te despistabas soltaba una dentellada. En la comparación con Merckx, Hinault mostraba la misma superioridad sobre sus competidores pero un mayor gusto por los titulares de los periódicos, por las gestas devastadoras. Así ganó la Vuelta a España de 1983 y de paso se destrozó la rodilla por la sierra del Guadarrama. Si para Merckx ganar era una cuestión de apetito, para Hinault era una cuestión de orgullo. Todo era algo personal.