Ese año pasó a la historia como el de la propagación por Europa de la peste negra, una enfermedad terrible y desconocida que en pocos años sembró la muerte y la destrucción por todo el continente. A la península ibérica le afectó de manera desigual. Algunas regiones perdieron hasta el 70% de su población; en otras, las condiciones climáticas atenuaron los estragos de la muerte negra.
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y rezan al espíritu santo