En las afueras de la ciudad medieval de Rottweil, en el extremo oriental de la Selva Negra de Alemania, se erige una estructura tan peculiar como imponente. Con 243 metros de altura, el TK Elevator Testturm es uno de los edificios más altos del país, aunque no alberga oficinas ni apartamentos. Este rascacielos sin ventanas está dedicado exclusivamente a la innovación: en su núcleo, 12 huecos sirven como laboratorio para probar los ascensores más avanzados del mundo.
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