El motivo es la difusión de una serie de vídeos en los que se ve a asistentes bailando y bebiendo en la sala de las Musas al ritmo de tres pinchadiscos de Radio 3. Más allá de algunos comentarios críticos publicados por usuarios de las redes sociales, dos conservadores consultados por ABC cuestionan que el Prado deba amenizar estas visitas nocturnas con tres horas de música en una sala donde hay cuatro cuadros de los siglos XVII y XVIII y ocho esculturas del siglo II
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