La historia del "test fachómetro" que hicieron alumnos de un instituto ha salido en portada en dos noticias, generando un debate muy interesante:
¿Eres «facha»? Un test en el IES Aramo irrita a la derecha
Educación interviene en el caso del test facha de un instituto de Oviedo
Me parece muy bien que se investigue y veremos las conclusiones cuando salgan, aunque el padre que sacó la noticia ya ha dicho que él está conforme con las aclaraciones y que da la cuestión por zanjada. Posiblemente tenga que ver con este otro mensaje, al parecer de otra alumna de la misma clase, que afirma que el test se usó sólo para hablar del tema, que fue anónimo y que el profesor nunca miró las respuestas de ningún alumno. En fin, precaución, ya veremos qué se concluye.
En todo caso, el dichoso test está basado en una conferencia que Umberto Eco dió en 1995 en la Universidad de Columbia, Nueva York, y que luego publicó en sus libros "Cinco escritos morales" y "Contra el fascismo". En ella describe lo que llama el - Ur-fascismo (como fascismo primitivo u original) detallándolo en 14 puntos que lo caracterizan.
Aunque ya salió por aquí como noticia me ha parecido interesante copiar el texto completo, ya que se ha puesto de actualidad y puede ampliar el debate (las negritas son mías):
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El término «fascismo» se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podremos reconocerlo como fascista. Quítenle al fascismo el imperialismo y obtendrán a Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto la mitología celta y el misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán uno de los gurús fascistas más respetados, Julius Evola. A pesar de esta confusión, considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar «Ur-Fascismo», o «fascismo eterno». Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista.
1. La primera característica de un Ur-Fascismo es el culto de la tradición. El tradicionalismo es más antiguo que el fascismo. No fue típico sólo del pensamiento contrarrevolucionario católico posterior a la Revolución Francesa, sino que nació en la edad helenística tardía como reacción al racionalismo griego clásico. En la cuenca del Mediterráneo, los pueblos de religiones diferentes (aceptadas todas con indulgencia por el Olimpo romano) empezaron a soñar con una revelación recibida en el alba de la historia humana. Esta revelación había permanecido durante mucho tiempo bajo el velo de lenguas ya olvidadas. Estaba encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas religiones asiáticas. Esta nueva cultura había de ser sincrética. «Sincretismo» no es sólo, como indican los diccionarios, la combinación de formas diferentes de creencias o prácticas. Una combinación de ese tipo debe tolerar las contradicciones. Todos los mensajes originales condenen un germen de sabiduría y, cuando parecen decir cosas diferentes o incompatibles, lo hacen sólo porque todos aluden, alegóricamente, a alguna verdad primitiva. Como consecuencia, ya no puede haber avance del saber. La verdad ya ha sido anunciada de una vez por todas, y lo único que podemos hacer nosotros es seguir interpretando su oscuro mensaje. Es suficiente mirar la cartilla de cualquier movimiento fascista para encontrar a los principales pensadores tradicionalistas. La gnosis nazi se alimentaba de elementos tradicionalistas, sincretistas, ocultos. La fuente teórica más importante de la nueva derecha italiana, Julius Evola, mezclaba el Grial con los Protocolos de los Ancianos de Sión, la alquimia con el Sacro Imperio Romano. El hecho mismo de que, para demostrar su apertura mental, una parte de la derecha italiana haya ampliado recientemente su cartilla juntando a De Maistre, Guénon y Gramsci es una prueba fehaciente de sincretismo. Si curiosean ustedes en los estantes que en las librerías americanas llevan la indicación New Age, encontrarán incluso a San Agustín, el cual, por lo que me parece, no era fascista. Pero el hecho mismo de juntar a San Agustín con Stonehenge, esto es un síntoma de Ur-Fascismo.
2. El tradicionalismo implica el rechazo del modernismo. Tanto los fascistas como los nazis adoraban la tecnología, mientras que los pensadores tradicionalistas suelen rechazar la tecnología como negación de los valores espirituales tradicionales. Sin embargo, a pesar de que el nazismo estuviera orgulloso de sus logros industriales, su aplauso a la modernidad era sólo el aspecto superficial de una ideología basada en la «sangre» y la «tierra» (Blut und Boden). El rechazo del mundo moderno se camuflaba como condena de la forma de vida capitalista, pero concernía principalmente a la repulsa del espíritu del 1789 (o del 1776, obviamente). La Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la depravación moderna. En este sentido, el Ur-Fascismo puede definirse como «irracionalismo».
3. El irracionalismo depende también del culto de la acción por la acción. La acción es bella de por sí, y, por lo tanto, debe actuarse antes de y sin reflexión alguna. Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con actitudes críticas. Desde la declaración atribuida a Goebbels («cuando oigo la palabra cultura, echo la mano a la pistola») hasta el uso frecuente expresiones como «cerdos intelectuales», «estudiante cabrón, trabaja de peón», «muera la inteligencia», «universidad, guarida de comunistas», la sospecha hacia el mundo intelectual ha sido siempre un síntoma de Ur-Fascismo. El mayor empeño de los intelectuales fascistas oficiales consistía en acusar a la cultura moderna y a la intelligentsia liberal de haber abandonado los valores tradicionales.
4. Ninguna forma de sincretismo puede aceptar el pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el desacuerdo como instrumento de progreso de los conocimientos. Para el Ur-Fascismo, el desacuerdo es traición.
5. El desacuerdo es, además, un signo de diversidad. El Ur-Fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo de la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Ur-Fascismo es, pues, racista por definición.
6. El Ur-Fascismo surge de la frustración individual o social. Lo cual explica por qué una de las características típicas de los fascismos históricos ha sido el llamamiento a las clases medias frustradas, desazonadas, por alguna crisis económica o humillación política, asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. En nuestra época, en la que los antiguos «proletarios» se están convirtiendo en pequeña burguesía (y los lumpen se autoexcluyen de la escena política), el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría.
7. A los que carecen de una identidad social cualquiera, el Ur-Fascismo les dice que su único privilegio es el más vulgar de todos, haber nacido en el mismo país. Es éste el origen del «nacionalismo». Además, los únicos que pueden ofrecer una identidad a la nación son los enemigos. De esta forma, en la raíz de la psicología Ur-Fascista está la obsesión por el complot, posiblemente internacional. Los secuaces deben sentirse asediados. La manera más fácil para hacer que asome un complot es apelar a la xenofobia. Ahora bien, el complot debe surgir también del interior: los judíos suelen ser el objetivo mejor, puesto que presentan la ventaja de estar al mismo tiempo dentro y fuera. En América, el último ejemplo de la obsesión del complot está representado por el libro The New World Order de Pat Robertson.
8. Los secuaces deben sentirse humillados por la riqueza ostentada y por la fuerza de los enemigos. Cuando era niño, me enseñaban que los ingleses eran el «pueblo de las cinco comidas»: comían más a menudo que los italianos, pobres pero sobrios. Los judíos son ricos y se ayudan mutuamente gracias a una red secreta de recíproca asistencia. Los secuaces, con todo, deben estar convencidos de que pueden derrotar a los enemigos. De este modo, gracias a un continuo salto de registro retórico, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles. Los fascismos están condenados a perder sus guerras, porque son incapaces constitucionalmente de valorar con objetividad la fuerza del enemigo.
9. Para el Ur-Fascismo no hay lucha por la vida, sino más bien, «vida para la lucha». El pacifismo es entonces colusión con el enemigo; el pacifismo es malo porque la vida es una guerra permanente. Esto, sin embargo, lleva consigo un complejo de Harmaguedón: puesto que los enemigos deben y pueden ser derrotados, tendrá que haber una batalla final, de resultas de la cual el movimiento obtendrá el control del mundo. Una solución final de ese tipo implica una sucesiva era de paz, una Edad de Oro que contradice el principio de la guerra permanente. Ningún líder fascista ha conseguido resolver jamás esta contradicción.
10. El elitismo es un aspecto típico de toda ideología reaccionaria, en cuanto fundamentalmente aristocrático. En el curso de la historia, todos los elitismos aristocráticos y militaristas han implicado el desprecio por los débiles. El Ur-Fascismo no puede evitar predicar un «elitismo popular». Cada ciudadano pertenece al mejor pueblo del mundo, los miembros del partido son los ciudadanos mejores, cada ciudadano puede (o debería) convertirse en miembro del partido pero no puede haber patricios sin plebeyos. El líder, que sabe perfectamente que su poder no lo ha obtenido por mandato, sino que lo ha conquistado con la fuerza, sabe también que su fuerza se basa en la debilidad de las masas, tan débiles que necesitan y se merecen un «dominador». Puesto que el grupo está organizado jerárquicamente (según un modelo militar), todo líder subordinado desprecia a sus subalternos, y cada uno de ellos desprecia a sus inferiores. Todo ello refuerza el sentido de un elitismo de masa.
11. En esta perspectiva, cada uno está educado para convertirse en un héroe. En todas las mitologías, el «héroe» es un ser excepcional, pero en la ideología Ur-Fascista el heroísmo es la norma. Este culto al heroísmo está vinculado estrechamente con el culto a la muerte: no es una coincidencia que el lema de los falangistas fuera «¡Viva la muerte!». A la gente normal se le dice que la muerte es enojosa, pero que hay que encararla con dignidad; a los creyentes se les dice que es una forma dolorosa de alcanzar una felicidad sobrenatural. El héroe Ur-Fascista, en cambio, aspira a la muerte, anunciada como la mejor recompensa de una vida heroica. El héroe Ur-Fascista está impaciente por morir, y en su impaciencia, todo hay que decirlo, más a menudo consigue hacer que mueran los demás.
12. Puesto que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el Ur-Fascista transfiere su voluntad de poder a cuestiones sexuales. Éste es el origen del machismo (que implica desdén hacia las mujeres y una condena intolerante de costumbres sexuales no conformistas, desde la castidad hasta la homosexualidad). Y puesto que también el sexo es un juego difícil de jugar, el héroe Ur-Fascista juega con las armas, que son su Ersatz fálico: sus juegos de guerra se deben a una invidia penis permanente.
13. El Ur-Fascismo se basa en un «populismo cualitativo». En una democracia los ciudadanos gozan de derechos individuales, pero el conjunto de los ciudadanos sólo está dotado de un impacto político desde el punto de vista cuantitativo (se siguen las decisiones de la mayoría). Para el Ur-Fascismo los individuos en cuanto individuos no tienen derechos, y el «pueblo» se concibe como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la «voluntad común». Puesto que ninguna cantidad de seres humanos puede poseer una voluntad común, el líder pretende ser su intérprete. Habiendo perdido su poder de mandato, los ciudadanos no actúan, son llamados sólo pars pro toto a desempeñar el papel de pueblo. El pueblo, de esta manera, es sólo una ficción teatral. Para poner un buen ejemplo de populismo cualitativo, ya no necesitamos Piazza Venezia o el estadio de Nuremberg. En nuestro futuro se perfila un populismo cualitativo Televisión o Internet, en el que la respuesta emotiva de un grupo seleccionado de ciudadanos puede ser presentada o aceptada como la «voz del pueblo». En razón de su populismo cualitativo, el Ur-Fascismo debe oponerse a los «podridos» gobiernos parlamentarios. Una de las primeras frases pronunciadas por Mussolini en el parlamento italiano fue: «Hubiera podido transformar esta aula sorda y gris en un xivac para mis manipulas». De hecho, encontró inmediatamente un alojamiento mejor para sus manípulos, pero poco después liquidó el parlamento. Cada vez que un político arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no representa ya la «voz del pueblo», podemos percibir olor de Ur-Fascismo.
14. El Ur-Fascismo habla la «neolengua». La «neolengua» fue inventada por Orwell en 1984, como lengua oficial del Ingsoc, el socialismo inglés, pero elementos de Ur-Fascismo son comunes a formas diversas de dictadura. Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Pero debemos estar preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando adoptan la forma inocente de un popular reality-show.
Después de haber indicado los posibles arquetipos del Ur-Fascismo, concédanme que concluya. La mañana del 27 de julio de 1943 me dijeron que, según los partes leídos por radio, el fascismo había caído y Mussolini había sido arrestado. Mi madre me mandó a comprar el periódico. Fui al quiosco más cercano y vi que los periódicos estaban, pero los nombres eran diferentes. Además, después de una breve ojeada a los títulos, me di cuenta de que cada periódico decía cosas diferentes y compré uno al azar, y leí un mensaje impreso en la primera página firmado por cinco o seis partidos políticos, como Democracia Cristiana, Partido Comunista, Partido Socialista, Partido de Acción, Partido Liberal. Hasta aquel momento yo creía que había un solo partido por cada país, y que en Italia sólo existía el Partido Nacional Fascista. Estaba descubriendo que en mi país podía haber diferentes partidos al mismo tiempo. No sólo esto: puesto que era un chico listo, me di cuenta enseguida de que era imposible que tantos partidos hubieran surgido de un día para otro. Comprendí, así, que ya existían como organizaciones clandestinas. El mensaje celebraba el final de la dictadura y el regreso de la libertad: libertad de palabra, de prensa, de asociación política. Estas palabras, «libertad», «dictadura» —Dios mío— era la primera vez en mi vida que las leía. En virtud de estas nuevas palabras yo había renacido hombre libre occidental. Debemos prestar atención a que el sentido de estas palabras no se vuelva a olvidar. El Ur-Fascismo está aún a nuestro alrededor, a veces con trajes de civil. Sería muy cómodo, para nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: «¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!». Por desgracia, la vida no es tan fácil. El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Vuelvo a darle la palabra a Roosevelt: «Me atrevo a afirmar que si la democracia americana deja de progresar como una fuerza viva, intentando mejorar día y noche con medios pacíficos las condiciones de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá en nuestro país» (4 de noviembre de 1938).
Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca. Que éste sea nuestro lema: «No olvidemos». Y permítanme que acabe con una poesía de Franco Forfini:
En el pretil del puente
las cabezas de los ahorcados.
En el agua de la fuente
las babas de los ahorcados.
En el enlosado del mercado
las uñas de los fusilados.
En la hierba seca del prado
los dientes de los fusilados.
Morder el aire morder las piedras
nuestra carne no es ya de hombres.
Morder el aire morder las piedras
nuestro corazón no es ya de hombres.
Pero nosotros lo leímos en los ojos de los muertos
y en la tierra haremos libertad
pero apretaron los puños de los muertos
la justicia que se hará.
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Comentarios
De acuerdo en todo o casi todo menos en lo de la neolengua.
El uso de la neolengua es mucho más frecuente en la izquierda y sus mierdas.
"El chaval no es imbécil. Es que tiene habilidades diferentes"
Bueno, ya sabéis a lo que me refiero...
#2 Pues yo lo que veo es que casi todos esos puntos se ven de forma muy recurrente en España, en prácticamente cualquier partido a la izquierda o a la derecha. No veo que haya algún partido que los cumpla todos o casi todos, pero sí veo que todos los partidos cumplen como mínimo unos pocos puntos.
Como ejemplo, mira el punto 13. Ese concepto de "el pueblo" ("la gente") es muy común entre algunos partidos de la izquierda. Y obviamente también en partidos de la izquierda nacionalista.
Otro ejemplo es el punto 4, en el que el desacuerdo es traición, muy común en varios partidos a izquierda o derecha.
O el punto 8 ("De este modo, gracias a un continuo salto de registro retórico, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles."). Muy común en muchos partidos, que saltan de la retórica de "jaja, mira que ridículos" a "nos van a matar" en un abrir y cerrar de ojos.
Me quedo con esta frase: "El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes".
#3 Pienso que también en muchos partidos se proyecta el número 9.
"vida para la lucha" lo que seria a mi parecer un revolucionario perpetuo, que si no hay "revolución" permanente no hay lucha y no tiene sentido su discurso. No se si me explico.
#3 Creo que ese es precisamente el problema al que se refiere Eco, y que se refleja en la frase que citas al final de tu comentario.
De forma inocente estamos interiorizando actitudes que pueden terminar llevando a ese protofascismo. Se buscan enemigos, el diálogo o el pacto se consideran débiles, lo adecuado parece ser cerrar filas y negarse a dialogar ¡en una democracia!
Muy recientemente, la actitud y el ánimo de confrontación de buena parte de la oposición con el pacto de gobierno ha sido aberrante, pero sin propiciar ninguna alternativa. Y eso no quita que también se den actitudes similares en la izquierda. Al final todos buscan poner a sus votantes a la defensiva y entramos en una espiral de sectarismo y sinrazón.
Nunca hay que olvidar que la gente que apoyó los fascismo eran personas normales aceptando locuras irracionales.
cc #5
#2 Sospecho que esto de los eufemismos... tiene más que ver con los tiempos y modas actuales... algo sociológico. Creo. Ya que se puede ver tanto en personas de una línea política como de la contraria. "Interrogatorio físico", "daños colaterales", "conflicto armado", "pacificar una zona", "progresa adecuadamente"... etc. Podríamos poner cientos de ejemplos de todos los colores del espectro político. Creo.
#2 Bueno, el ejemplo que pones es muy transversal. Como comenta #13 es un eufemismo y se da en todas las formas de pensar. No creo que eso pueda considerarse "neolengua" en el sentido en que lo usa Eco.
Aunque desde luego tienes razón en que la izquierda "y sus mierdas" utiliza mucha neolengua. El mismo Eco comenta algo de eso: "La «neolengua» fue inventada por Orwell en 1984, como lengua oficial del Ingsoc, el socialismo inglés, [...]"
Pero eso no quita que también sea característico de la derecha "y sus mierdas". De hecho lo estamos viendo, y de la forma elemental y simplona que también comenta Eco. Como ya dice #14 llamar "golpe de Estado" a lo que no lo es (y a la vez seguir sin condenar los auténticos golpes de Estado que sí hemos tenido en España), o llamar "comunismo" a subir impuestos a los más ricos o a la subida del SMI.
Parece que para decir "fascismo" tenemos que hacer un doctorado, pero "comunismo" es todo lo que nos apetezca. ¿Eso no es neolengua y simplificación?
Otro ejemplo: lo de llamar "liberal" a un conservador, que ya se ha asentado. Eso ha sido neolengua orwelliana pura.
#17 O llamar PIN a un veto.
#24, u objeción de conciencia a no vender condones.
#2 Bueno, eso de llamar golpe de estado a todo... también cuela, eh?
#2 Claro, llamar PIN a un veto no fue una reformulación lingüística.
#8 Todos los puntos pueden ser tomados a la extrema o a la ligera. A alguien le pueden gustar las tradiciones y no pasar nada y a otro le pueden gustar tambien e ir dando palos por la calle.
El problema no es que te gusten o no las tradiciones. El problema es ir dando palos por la calle.
Y casi todas las preguntas pueden ser interpretadas en una escala de grises tal y como he ejemplificado con la primera. Personalmente la encuesta me parece muy simplista que plantea un marco de debate incorrecto.
#9 En realidad, creo que más bien sería defender que alguien vaya dando palos por la calle. O más bien identificar a colectivos (razas, religiones, nacionalidades...) que merecen recibir palos sólo por la pertenencia a ese colectivo.
Es indudable que hay muchos tonos de gris, pero en algún punto es necesario entender lo que ocurre. Como dice el propio texto de Umberto Eco:
"Sería muy cómodo, para nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: «¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!». Por desgracia, la vida no es tan fácil. El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes."
Un par de reflexiones:
El texto es impresionante. Sinceramente (y al margen de la polémica del test), me parece admirable que un profesor saque algo así en clase y lo comente.
Y por otra parte, como ya aparece en la primera noticia: ¿por qué a la ultraderecha le molesta tanto que les llamen fachas? O simplemente que se hable de fascismo. Un socialista, un comunista o un anarquista reconocen lo que son y defienden sus ideas. Les disgustará que les equivoquen el tipo de rojerío (jamás llames comunista a un anarquista, ni a la inversa ), pero inmediatamente defenderán su ideología sin ningún problema.
Un franquista puede estar ensalzando a Franco y al bando sublevado, llamando comunista a quien hable de cunetas, defendiendo el 23f, soñando con que resucite el dictador... e inmediatamente enfadarse muchísimo si a alguien se le ocurre llamarle franquista, o facha, o fascista, alegando que ¡él es tan demócrata como el que más!
No todos, por supuesto, hay algunos que reconocen su franquismo muy rectamente. O tan rectamente como les permite la edad, que no suele ser mucho. Pero en general suelen ser como los que dan pie a los conocidos memes: "¡No me llames nazi! Que hable como un nazi, vista como un nazi y defienda el nazismo no significa que yo sea nazi."
No entiendo muy bien esa esquizofrenia. ¿Les dan vergüenza sus propias ideas? Pero presumen de ellas... ¿Por qué defienden algo y a la vez lo niegan? De verdad, es algo que me fascina.
#1 el problema es cuando no llamas fascistas a fascistas, sino a conservadores Ser conservador no es ser fascista. Llamar fascista a un conservador por tener ideas diferentes de las tuyas te acerca mas al fascismo a ti (por autoritario e intolerante con otras formas de ver la realidad) que al conservador.
#4 Por eso no es un solo punto, sino 14
#6 En esa lista alguien puede sacar 14 puntos y no ser un fascista. Y sacar un 0 y serlo
fascista
Del it. fascista.
1. adj. Perteneciente o relativo al fascismo.
2. adj. Partidario del fascismo. Apl. a pers., u. t. c. s.
3. adj. Excesivamente autoritario.
Tenedlo en cuenta, porque veo mucho 'de izquierdas' bastante autoritario por meneame
#7 ¿Cómo llamarías a alguien no fascista que cumpla todos los 14 puntos? ¿Liberal conservador? ¿Estalinista?
#7 Creo que un concepto ideológico o filosófico no es en el diccionario de la lengua donde mejor se explica. Busca Platonismo, a ver si realmente aprendes algo sobre Platón.
#10 Yo creo que él debería buscar en el diccionario el término tontísimo. Aunque creo que los aumentativos no están
#7 Nop. Nadie estaría en contra de las 14 afirmaciones que hace Eco sobre el fascismo y lo sería. Lo que ocurre es que tú te has montado tu propia película sobre lo que es ser fascista. (O eres tan incapaz de entender que un conocimiento enciclopédico no es la finalidad de un diccionario de consulta como el de la RAE que por eso lo demuestras sin despeinarte).
#18 cual es la nueva definicion del fascismo? Creo que ahora fascista es todo el que opina distinto a mi
#22 Ah, vale, que eres un aprendiz de trol. Venga, la segunda puerta a la derecha. Ésa, ésa, la del ignore.
#7 En esa lista alguien puede cumplir el tercer punto y no ser un fascista. Y cumplir el primero y serlo
izquierdo, da
Del vasco ezkerra 'izquierda'.
1. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano: Que está situada en el lado del corazón. Mano izquierda. Ojo izquierdo.
2. adj. Que está situado en el mismo lado que el corazón del observador.
Sólo tienes que darte la vuelta
#4 Eso es totalmente cierto, se puede ser conservador y no ser fascista. Pero también se puede ser conservador Y fascista, o franquista. Y presumir de ello y negarlo a la vez, que es lo que me sorprende.
Vaya, que si alguien te dice que ojalá volviera el dictador a limpiar España o alguna lindeza similar, ¿eso no es ser franquista? ¿O cómo lo llamarías? Porque muy demócrata ... en fin.
#1 El texto es un desproposito piscologista que incluye una mayoria de puntos que son compartidos por multiples ideologias (i.e comunismo o los nacionalistas separatistas que tenemos en España) , algun punto que se peude decir que va contra las doctrinas fascistas y no hace referencia más que muy oblicua a estas últimas. Es decir es un texto que no sirve para identificar o comprender el fascismo, sino a una construcción psicologista del autor, "fascismo eterno" cuando es una doctrina que nace en el siglo XX.
Respecto a tus reflexiones, no las veo más que reflejo del sectarismo dominante en España. Recordemos que en España cualquier opinina que se oponga al separatismo se llama "fascista", como se hace con partidos de derecha-liberal como Cs o también con los escasos opinadores izquierdistas o comunistas.
También podías haber puesto un texto que pusiera "facha=malo, demás=fachas" y te habrias ahorrado bastante espacio.
#12 Ah, eso me sorprende. ¿Te parece sectario el comentario? ¿Podrías desarrollarlo, por favor?
#16 Resulta que estamos en España y en España cualquier postura de derecha no-separatista o cualquier postura de izquierda antiseparatista es motejada inmediatamente de fascista. Luego no te extrañes si hay gente que no le guste que le llamen fascista, cuando en el >90% no lo son.
#26 En ese caso, el problema aquí lo tiene el que se sienta injustamente atacado. Ni #16, ni la pieza que cita, incluyen cualquier postura en fascismo. Es un estudio sobre el sustrato filosófico que hubo detrás del fascismo, y una alerta sobre la atemporalidad de ese sustrato. Tu objeción poco tiene que ver con lo que dice Umberto Eco o el meneante.
#29 Es que justamente me quejo que NO es una descripción del sustrato filosofica del fascismo... Alguna cosa sí, otras son generalidades o algunos puntos son simplemente descripciónes de técnicas de propaganda - como lo del neolenguaje, que un fascista a priori te dira que rechazaria.
#30 Por que hay gente que opina que los rebeldes contra la II republica tenían razón y era un regimen que derivaba en teoria y aunque no les guste el franquismo piensan que la alternativa era peor.
Respecto al resto que dices es simplemente técnicas de propaganda, por un lado el fascismo esta totalmente desprestigiado y el comunismo, no. Por otro, unos han conseguido asociarse al antifascismo y a los contrarios el fascismo y otros no.
#26 Entiendo, pensaba que te referías a mi comentario en concreto. Gracias por la respuesta.
Es indudable que muy a menudo se llama fascista, o "facha" más frecuentemente, simplemente por tener ideas de derechas. Pero yo no veo que eso sea el "sectarismo dominante" que comentas más arriba, ni mucho menos. Con la misma facilidad se llama comunista, rojo, o "progre" a quienes tienen otras posturas. Y eso sin entrar en términos como "feminazi", "planchabragas" o cualquiera que puedas pensar en todo tipo de ideologías (incluido el separatismo, desde luego). El sectarismo, por desgracia, no está sólo en el fascismo.
También ocurre que términos como "facha" y "rojo" o "progre" ya han entrado en el lenguaje popular con un significado amplio, de "derechista" e "izquierdista" sin más, aunque con ánimo peyorativo.
Por supuesto, es comprensible que a nadie le guste que le llamen fascista sin serlo. Lo curioso es que tampoco les gusta a los que sí defienden claramente ideas fascistas, que es a lo que me refería. No es raro que alguien ensalce el franquismo (sin entrar en otras ideas claramente autoritarias, xenofobas, machistas, sectarias, etc.), pero luego se declare a sí mismo demócrata y para nada franquista. ¿¿??
Es más, a la derecha en general, también a la demócrata y moderada, parece que no le gusta nada hablar del fascismo. Siempre desvían el tema hacia el comunismo u otras cosas. En la izquierda no ocurre eso. Un comunista, un anarquista o un socialdemócrata estarán encantados de hablar del fascismo, del comunismo o de lo que sea. Ya sea para defenderlo o atacarlo, según sus ideas, pero no les molesta el tema.
#12 Anda, vas a arreglarle el texto a Eco. Estoy deseando leer tu análisis sobre las características del fascismo.
#20 No le voy a arreglar nada, ya parte de malos cimientos como para estar yo poniendole cortinas.
#27 Sospechaba que los dos estaríamos de acuerdo en que "no le vas a arreglar nada".
#0 Algo que siempre me ha llamado la atención es ese "fetichismo de lo concreto" de lo que hacen gala los fascismos. Reduce todo a una infantil oposición entre lo "concreto y lo abstracto", dónde lo "concreto" sería para el fascismo lo que debería gobernar frente a lo abstracto.
Esta interpretación conduce al fascismo a querer encontrar en el "fetichismo de lo concreto" el camino a seguir, identificando lo abstracto con sujetos y entidades específicas; el fascismo se ilusiona así con la idea de que los problemas políticos y sociales derivados del capitalismo liberal son fáciles de resolver, ya que bastaría con purgar esas supuestas realidades y sujetos concretos. De ahí que el fascismo encuentre sus soluciones en cosas tan concretas como señalar el enemigo en esos "otros pueblos", "otras razas" u "otras naciones". Por eso se encuentra el fascismo en la necesidad de la figura de un líder concreto. Por eso mismo el fascismo es nacionalista: incapaz de traspasar la barrera de lo concreto, el fascismo se muestra incapaz de proponer algún cambio en las relaciones de poder y dominación entre individuos, adoptan y protegen las mismas lógicas capitalistas dominantes, protegiendo a sus empresas y a sus burgueses por encima de todo, eliminando cualquier oposición a ello, ya que de este apoyo de sus burgueses depende la capacidad de liderazgo del partido y del líder. Nunca hubo intención, nunca estuvo en la agenda fascista el cambiar las relaciones de poder más allá de lo concreto e irrelevante para el sistema. El fascismo no ha dejado de ser nunca un capitalismo decadente.
#34 No estoy seguro de interpretarte bien. Según te entiendo, el fetichismo de lo concreto yo lo veo más como una cuestión práctica, la de atraer a la mayor cantidad posible de simpatizantes apelando a ideas simples e instintos primarios.
El nacionalismo y el tradicionalismo apelan al tribalismo y la identidad de grupo, el enemigo interno y externo incide en esa identidad de grupo ("ellos" contra "nosotros") y genera la necesidad de unión y de reacción (¡hay que hacer algo!); la jerarquización de la sociedad implica que los ambiciosos y los más implicados ascenderán y el resto podrá sentirse seguro mientras alguien les protege de esos "enemigos".
Los "enemigos" son también la causa de las crisis y las desdichas, sin ellos todo iría mejor, lo que elimina sentimientos de culpa o responsabilidad entre los más afectados por los problemas económicos y hace que las clases más desfavorecidas y frustradas sean campo abonado para estas ideologías. En realidad no hay motivo ideológico concreto por el que escoger a un enemigo en lugar de otro, basta con que sea fácil de señalar. Ni siquiera tiene que ser real, recordemos el contubernio judeomasónico del franquismo.
Los nazis podrían haber escogido a cualquier colectivo suficientemente representativo como para que fuese fácil señalarlo, y a la vez bastante minoritario como para que no pudiese defenderse con fuerza. El holocausto judío pudo ser una casualidad... Da miedo pensar esto, ¿verdad?
Es definitiva, creo que no es tanto una atracción por lo concreto en sí misma, como el uso de ideas simples por motivos prácticos con la finalidad de manipular.
Lo abstracto sería algo evitar, negativo, porque lleva a ideas más elaboradas. El fascismo, y la extrema derecha en general, es incapaz de proponer un sistema filosófico complejo porque eso le haría vulnerable a la crítica intelectual. Y no se puede salir airoso de esa crítica con ideas simplonas, es mucho más fácil el ¡Viva la muerte! de Millán-Astray
Y sí, sin duda la extrema derecha siempre ha buscado proteger la estructura capitalista dominante. Pongámonos en la crisis de los años 30: sin la amenaza del descontento obrero y el odio de los fascistas al socialismo, estos nunca hubieran ascendido como lo hicieron.
Es más, la crisis y la desigualdad rampante que vemos en el presente y el descontento social que podría llevar al resurgimiento de una izquierda más centrada en la lucha de clases probablemente tengan algo que ver en el auge de los populismos de derechas. A lo mejor alguien sí tomó nota del 15M...
#35 Gracias. Sí, es lo que comentas, creo que lo has entendido bien. Por supuesto ese "fetichismo de la concreción" nace de un simplismo con una finalidad manipuladora."Fetichista" porque a esos concretos, el fascismo le asocia intenciones, cualidades, etc... que en realidad no tienen, pero que los "feligreses" del fascismo, casi una religión, creen:
- Su nacionalismo concreta en cierto pueblo una serie de supuestos valores, al que le da una "patina" de unidad y discurso histórico, de ahí esa necesidad de mostrar que unas supuestas tradiciones se conviertan en símbolos identitarios; concreta en el culto a esos símbolos la pertenencia a ese pueblo. Para ser de nuestro pueblo no solo vale con ser descendiente de este, con haber nacido aquí, sino que debes demostrarlo haciendo reverencia a esas tradiciones. Sino no serás "un verdadero ... (ponga aquí el nacionalismo que usted prefiera)". Cualquiera que salga de esa concreción será un traidor. A la pertenencia a un pueblo concreto se le asocia el culto a unos simbolos tradicionales concretos.
- Debe existir un enemigo externo concreto, bien identificado, que sea el causante de nuestros problemas, que sirva de excusa para relizar ciertas acciones y políticas (ese "¡hay qué hacer algo!" que bien indicas), y sobre todo que sirva de objeto para un discurso dialéctico forzado, burdo, entre el "nosotros" y el "vosotros": el enemigo debe también concretarse en cierta nación, en otro pueblo, religión, origen, etc...
- El discurso debe concretarse en una voz iluminada, representante absoluto de la nación y algo más: capaz de descubrir al enemigo, de saber como vencerle, el lider es el guía de la nación... una figura casi divina, y como divinidad que es no es posible sino alinear la voluntad de la nación al discurso de ese líder: la "voluntad" de la nación se concreta también en el líder.
- Como el fascismo vive en una eterna idea de lucha contra el enemigo, los símbolos bélicos, el ejército, sus héroes en batalla, etc... pasan a ocupar parte central de la vida (ese "¡viva la muerte!" viene acompañado de un culto a los símbolos bélicos y "de orden", ese "¡muera la inteligencia!" viene acompañado de una destrucción sistemática de las élites inelectuales). de Estos símbolos deben estar siempre presentes, pues no se puede olvidar el estado de guerra en el que cualquier fascismo se encuentra. Todo buen integrante de la nación debe estar preparado y entrenado para la guerra.
Es un "idealismo" al que se fuerza su representación en lo táctil, en lo concreto: se fetichiza en símbolos, líderes, enemigos, etc... se convierten así casi en elementos místicos que conforman esa religión llamada fascismo.
Y ya lo del alejamiento de la izquierda del materialismo, de la idea de estructura y superesturctura, da para otros cuantos artículos
#36 Pues no había pensado en términos de fetichismo en estas ideologías, pero tiene todo el sentido. El gusto por la simbología (yugo y flechas, esvásticas, banderas, estandartes...), los uniformes con su gama de distinciones, los colores (camisas azules, negras, pardas), incluso la atracción por el líder, van más allá de la simple cohesión y la identidad de grupo. No sé hasta qué punto es general, pero diría que sí hay muchos seguidores que llegan a estar seducidos por esas simbologías y ese líder. Es muy curioso.
Y las gracias a ti, por trabajarte esos comentarios, de verdad.
A ver si al final, lo que tenéis que hacer es leeros el puto papel (que es cortito, lo prometo) en vez de encontrar objeciones a razones que Umberto Eco no da. Digo yo eh?
Cuando los fachas se ofenden como gili-progres...