La recaudación de impuestos lleva siglos entre nosotros y, como no podría ser de otra manera, los ha habido de todas clases. ¿Te imaginas pagar por llevar barba, estar en desacuerdo con el rey, no morir a manos de un danés, o por el mero hecho de existir? Bienvenido a los diez impuestos más ridículos de todos los tiempos.
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