Las mordeduras son una amenaza –muchas veces pasada por alto- que se cobra 100.000 vidas cada año, en particular en las zonas rurales del sur de Asia, América del Sur y el África subsahariana, según la Organización Mundial de la Salud. Allí los hospitales están demasiado lejos y los antídotos tradicionales de los curanderos muchas veces son insuficientes. Cuando las víctimas de las mordeduras consiguen salvar sus vidas, a menudo es a costa de dejarse amputar la zona afectada.
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