El padre exclama: "¡Bing!". El bebé se desternilla de risa. Espera unos instantes a que se calme, y luego, en voz baja, dice: "Dong". El bebé se muere de la risa, es demasiado para él. Se acabó el reinado de lo cool. Un tsunami de animales achuchables y demás lindezas no aptas para diabéticos está transformando el marketing, la política o Internet. Pero ¿cuánta dulzura es capaz de tolerar nuestro organismo?
|
etiquetas: adictos , mono , achuchable