Sí, con tiempo suficiente lo advierto, voy a delinquir y a exponerme a sufrir una pena ejemplar. Mi delito va a ser de los que te obligan a hacer el petate para irte una temporada a la trena y además, de los que te acarrean el denuesto general y hacen que tus amigos se avergüencen de ti. ¿Y qué será eso tan terrible? Me armo de valor y se lo digo ya: el día que se tercie, le voy a dar un cachete a Elsa, mi querida hija. Más digo aún: también en su día le di más de cuatro azotes a David, ese hijo del que estoy tan orgulloso
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