(C&P) Recuerdo con perfecta nitidez el comienzo de la maravillosa “The Princess Bride”: en la primera secuencia, el abuelo comienza a leer un libro a su nieto y éste, a los pocos minutos, le detiene indignado: “¡un momento, un momento! ¿Es una novela de besos?” Al muchacho no le interesan los besos: lo deja muy claro desde el principio: “¿tiene algo de deportes?” Y, sin embargo, más adelante, vemos a ese mismo mozo aferrado a sus sábanas, tiritando de emoción por lo que pueda suceder a los enamorados protagonistas de la historia.
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