Un equipo del CSIC ha participado en el análisis del genoma de una bacteria marina que es capaz de obtener por sí misma energía de la luz sin poner en marcha el complejo mecanismo de la fotosíntesis, además de alimentarse de partículas de materia orgánica. Este tipo de microorganismo, con un metabolismo mixto a medio camino entre las algas y las bacterias, podría servir para desarrollar energías renovables en un futuro.
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