Con varias vueltas de cinta adhesiva para embalajes, la misma que utilizamos para cerrar una caja de cartón, y un par de varillas de metal clavadas en el suelo. Al menos en apariencia, así han sujetado para evitar su rotura total una de las tinajas que adornan la Rambla de Santa Cruz, una de las principales vías de la ciudad. La vasija, que tiene una altura aproximada de 1,5 metros, presenta unas grietas evidentes y, en consecuencia, podría acabar estallándose del todo y partiéndose, cayendo a la carretera.
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