Un bebé de California, padecía problemas de equilibrio, lloraba de forma constante y raramente abría los ojos. Tras ocho meses se le diagnosticó una parálisis cerebral y sus padres decidieron infundir células madre de la sangre del cordón umbilical que habían guardado en el nacimiento del bebé. Al cabo de cinco días comenzaron a notar la mejoría del niño, que tras el tratamiento ríe, saluda y ha comenzado a caminar.
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