Un estudio de 30 años en la isla caribeña muestra que reducir en cinco kilos el peso de toda la población podría disminuir en un tercio la mortalidad por enfermedad coronaria. De un consumo de 3.000 calorías diarias por persona, los cubanos pasaron a ingerir unas 2.200 y, contra su voluntad, se vieron obligados a caminar más o utilizar la bicicleta como sustituto de los vehículos propulsados por combustibles que no se podían permitir...
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