¿Cuántos disgustos se habría ahorrado la especie humana con fuentes de energía inagotables? No nos referimos a yacimientos de petróleo con una capacidad energética infinita, ni olvidamos que energías como la solar cumplen perfectamente ese requisito; nos referimos a cosas pequeñas del día a día que podrían ser muy distintas. La campana eléctrica de Oxford, llamada así por pertenecer a la prestigiosa universidad británica. Si por algo destaca este cacharro es por su longevidad: lleva en funcionamiento desde 1840.
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