Andrés Montes, sí, mi compañero y amigo, era de esas personas que no te dejan indiferente. El primer día que le conocí, antes de ir al Mundial del 2006 en Alemania, ví que era una persona especial, (como él decía negro, calvo, y con pajarita: “como no iba a ser especial”) Era diferente y en este mundo eso tiene un valor incalculable. Me dijo: prepárate, porque lo que harás a partir de ahora no tiene nada que ver con lo que hayas hecho. Y que razón tenía, ya que a partir de ese instante hubo en este país otra forma de retransmitir el fútbol.
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