A pesar de los insistentes titulares, no queda claro qué tipo de potencia global será China durante la próxima y transcendental década. Pero si la comunidad internacional vislumbra la trayectoria del gigante asiático para el siglo XXI, es muy posible que sea por la falta de un verdadero consenso entre los propios chinos: el mayor reto no radica en ninguna amenaza externa, sino más bien en la evolución de la cultura política dentro del país.
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