Pita un coche para avisar al de delante que el semáforo se ha puesto en verde. Pero el de delante se lo toma como algo personal, y como un enajenado mental sale del coche y se encara, saltándose 3 pasos de la típica escalada de violencia. –“¿pero qué demonios le pasa?” +”es que la gente está muy calentita”. –“No. La gente está hasta las putas pelotas”. +”¿De qué?” –“Más bien.. de qué no”.
Éste artículo promete polémica. La tasa de ansiedad está por las nubes, la maquinaria de psicólogos no da abasto para satisfacer las carencias emocionales y de estrés de una población que, ya antes de la pandemia, estaba bastante tocada, y que ahora directamente está en un punto en el que perfectamente se podría fraguar un dicho que dijera “no te fíes de quién no está de la puta olla, porque será raro, y algo tramará”. Parte de esta desazón y hartazgo está en aquellos que todos días hacen el esfuerzo de hacer las cosas bien, titánicamente bien, para que la pandemia se acabe, mientras otros irresponsablemente destrozan ese trabajo, gritando por las calles ajenos a la realidad, priorizando su diversión temeraria al esfuerzo de los demás, porque la libertad para ellos es hacer lo que les dé la gana, además seguro que superan el covid unos días en cama y a seguir con la fiesta, y lo que les pase a los vulnerables pues.. “mis abuelos ya no están, así que, a mi no me afecta”.
Es como una bomba de relojería, entre la gente que hace las cosas bien, y los que no las hacen. Cuando se tensan las condiciones, es cuando se ve si las infraestructuras son sólidas. ¿Hasta dónde es positiva la libertad? ¿Qué significa libertad? ¿Qué significa Democracia? ¿Está la sociedad actual preparada para una democracia, o no hace falta tener unos valores preliminares para que ésta funcione? ¿Nos merecemos todos, los derechos que pataleamos, o es el premio por cumplir con nuestros deberes? Una sociedad que antepone los derechos a los deberes, es lo mismo que poner a alguien que ha suspendido un examen de piloto al mando de una aeronave.
Por eso estamos aquí.
No estamos aquí por el covid, ni por la crisis económica, ni por el cambio climático. Eso sería inmaduro, una manera de echar balones fuera, y sin autocrítica no hay crecimiento. Estamos aquí porque hay una falta de valores éticos desproporcionados. Ya no es una cuestión moral, sino ética. Hay una falta de empatía a los demás nauseabunda, de “es que a mi eso no me perjudica”, estamos aquí por priorizar los derechos a los deberes, estamos aquí por no penalizar eficazmente lo irresponsable, y por ser demasiado blandos con aquellos que nos han traído a esta situación. Estamos aquí porque prima más que entre dinero en mi casa gracias al bar/hotel/libertad-callejera,etc, sabiendo que al hacerlo implicará la muerte de muchas personas. “Es que es fácil decir eso, pero el bar da de comer a mi familia”. Un cliente del bar se llama Alfonso, está a carcajada limpia, eso sí, respetando la normativa, luego va a casa y ve a su hijo, y luego su hijo va a la escuela y se lo pega al hijo del dueño del bar, y enferma gravemente. El dueño del bar echa la culpa a la escuela y al estado. Pues si no es época para bares ni discotecas prepandemia, no te preocupes ni llores, que te formamos como sanitario y mientras tanto a pinchar inyecciones, o a logística para transportar lo necesario, o si te vienes arriba te metemos en investigación, que seguro que no eres tan tonto como para no poder contribuir. Ya verás que si los hijos tienen que comer, seguro que te vas a esmerar. Y punto.
No me voy a meter a enredaderas políticas porque de verdad, no me importa, sólo me importan los números, pero sí que voy a jugar con la polémica y el debate. Comentad entre vosotros, yo sólo pongo el menú encima de la mesa. En China, cuando no se podía, no se podía, y punto, y sin vacuna consiguieron una tasa de éxito que no ha conseguido EEUU (ni Europa) con todas las vacunas del mundo, porque tengo derecho a elegir si ponerme la vacuna, igual que tener derecho de tener un fiestón padre e ir de empalmada a pilotar la aeronave con 300 pasajeros. Ojo, que si hay razones médicas que justifiquen no aplicar la vacuna en un caso particular o general, bien hecho estará, porque es una decisión basada en una formación. Formación es una palabra clave. No es nada nuevo, preguntad a Voltaire. Democracia significa que el pueblo es el que conduce la nación, cosa que no sucede, y en caso de que así fuera, ¿tiene esa población formación para conducir? ¿Me metería en un coche conducido por todos sin saber si saben conducir? A estas alturas se deducirá falazmente que no soy demócrata si las emociones o las herramientas cognitivas son deficientes. Puedo naturalmente estar a favor de que una demos conduzca una nación, pero exijo que tengan carnet de conducir, porque el carnet es un derecho que solo se gana si has hecho el deber correspondiente de estudiártelo. Y volviendo a China y a la economía, a la larga el único país que ha conseguido que la economía crezca es ése. ¿Por qué? Porque han priorizado los deberes a los derechos.
En definitiva, estamos aquí porque en definitiva no entendemos, o toleramos que no sea entendido, que los derechos son un premio por cumplir con el deber, el deber ético, y la necesidad de exijir una formación para conducir desde una escuela a una nación. Ojalá pudiéramos juntarnos todos los ciudadanos de contactos burbuja que entienden y practican esto para hacer, una Ciudad Burbuja.