Hoy voy a hablar de mi madre. Tranquilos: no soltaré un rollo sentimentaloide sobre lo maravillosa que era ni defenderé que como ella no cocinaba ni Arzak. Guisaba bien, algo no demasiado excepcional en una mujer vasca de su generación. Pero como personaje tiene su papel en este blog, ya que gracias a ella me aficioné a la cocina y acabé dando la tabarra desde este púlpito electrónico.
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